Dolores
Hoy me dio tristeza,
sufrí tres tipos de miedo
acrecentado por un hecho
irreversible:
Ya no soy joven.
Discutí política, feminismo,
la pertinencia de una reforma
penal,
pero al final de todos estos
asuntos
sacaba de mi bolsillo mi espejito
y llenaban los ojos de
lágrimas:
Ya no soy joven.
Las ciencias no me dieron
socorro,
ni tengo por definitivo consuelo,
el respeto de los muchachos más
jóvenes.
Fui al Libro Sagrado
a busca perdón por mi carne
soberbia
y allí estaba escrito:
“Fue por la fe que también Sara,
a pesar de su avanzada edad,
llegó a ser capaz de tener
descendencia…”.
Si alguien, insistí todavía,
me fijara en un cuadro, en un
poema...
y fueran objetos de belleza mis
músculos flácidos …
Pero no quiero.
Exijo la suerte común de las
mujeres con sus baldes,
de las que jamás verán su
nombre impreso, y no obstante
sostienen los pilares del mundo,
porque incluso viudas dignas
no rehúsan casamiento, antes bien, creen que el sexo es
agradable,
condición para la alegría normal de atar una cinta en el
cabello
y barrer la casa por la mañana.
Una tal esperanza imploro a Dios.
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Chorinho dulce
Ya tuve y perdí
una casa,
un jardín,
un umbral,
una puerta,
un marco de ventana con un perfil.
Sabía una modinha y no la sé más.
Cuando la vida da descanso, vuelvo a querer
el umbral,
el portal,
el jardín
más la casa,
el marco de la ventana y aquella cara abandonada
Todo imposible, todo de otro dueño,
todo de tiempo y viento.
Entonces me da por llorar, horas y horas,
el corazón ablandado como un higo en almíbar.
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