sábado

María Inés Gómez (La Plata-Argentina,1967)

Pin It

 



Tarde de Abril


Piso rojo sosteniendo una espalda.

Un libro entre las manos, escudo al hastío. 

El pie derecho hace jueguitos con un cenicero de goma. Flota maridaje de malvón propio y marihuana vecina.

Cerca, una olla escalda unas chauchas tiernas. 

Tras la ventana, el crujir de semillas de girasol en alguna boca.


De tanto en tanto voces, voces pequeñas, algún respiro. Todo lejano.


Mansa escenografía, si no tuviera por escenario 

la precariedad de cualquier certeza.


~•~

Cada cual atiende su juego


De un lado de la puerta

mi madre, vuelta 

niña sin vestido nuevo 

disfraza con lágrimas su perra.


Del otro lado

jugamos nosotros 

hermanos

convertidos en piezas de encastre.


En tanto, en el aire 

cruje la bisagra de una muerte 

como diestra ensambladora.


.~•~


Fotografia

Soy la primera de la izquierda, la última desde la derecha y desde cualquier ángulo la más pequeña de los cuatro. Es verano. Es la casa nueva. Mis hermanas visten como gemelas que no son. Mi hermano unos calzones azules. Hay sol. Hay un raro patio despejado.

La Santa Rita, aún, no se enamoró del muro. Es fácil percibir el olor a asado y que éramos felices.

La foto dice que esto ha sido. 

El punctum: ahora, somos tres.


~•~

Genealogía


Por parte de padre:

Rosas y Perón en marcos dorados a la hoja. 

También, la máquina de escribir y el cinturón.


Por parte de madre:

Una Virgen de Luján por meteoróloga 

y el eterno "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa".


Por parte de ambos: 

Triángulo escaleno de hermanos

seguidos y desiguales, amorosamente descreídos de lo mágico.


Un patio rojo hinchado de almitas domésticas:

Santa Rita, elástico, perro, arco, gato, montoncito de mugre. Y unos libros quemándose en la parrilla.

.

.

de Hablar para adentro(Edic.Endymion, 2022)

@mariaines.gomez.7

@edicionesendymion

jueves

Teresa Calderon(Chile,1955)

Pin It

 


Mandala

Cumplí 40.
Vi el universo desplomarse anoche a mis espaldas
y abrirse absoluto hacia adelante un agujero negro
Después tuve que cumplir 41.
La mitad de mi vida que ya no existe le hizo señas
a la otra mitad que todavía tampoco existe
y juntas mis mitades se burlaron de mí
De manera que no tuve más remedio que cumplir 42
Puesta entonces en medio del camino me derrumbo
pedazo de tierra voy tierra en la tierra girando
Nadie sabe qué espera en qué futuro si hay futuro
cenizas sombra y sólo sombra sobre figuras de barro
grano de arena polvo en el polvo derramándose
desde hace cuatro mil millones de años

martes

Charo Marquez(Argentina, 1987)

Pin It



de “Ganas de de salir” de Charo Márquez del libro “Gordx el que lee”. Editorial Brandon.
 

lunes

Teresa Parodi (Argnetina, 1947)

Pin It


 

PARA MILAGRO SALA



Pueden ponerle cerrojos
con saña oscura a tu cuerpo
pero no hay forma ni modo
de que se apague tu fuego.

Pueden atarte las manos
llenos de odio y de miedo
pero no hay forma ni modo
de que te corten el vuelo.

Pueden creer que te encierran,
que te encadenan al cepo
pero no hay forma ni modo
que te encarcelen los sueños

Sigue tan vivo el milagro
de tanto amor verdadero
que desespera el verdugo
porque no puede con eso

Desde las sombras, alumbras
y en lo brutal del encierro
tu voz derriba los muros
desafiando al silencio

No habrá manera ninguna
de amordazar estos versos,
ni de imponer el olvido,
ni de quitarte del medio

Así de simple, Milagro.

Así de simple y de cierto.

jueves

Elena Anníbali (Argentina, 1978).

Pin It




Madre


Mi madre, la Esquiva, la Lejana,

la perra blanca con sus tetas de leche,

con sus dulces venas azules agigantándose en la noche de la fiebre,

trepando las paredes para chupar mis sombras,

con su hermoso pico rosa, con todos sus brazos.

Mi madre tiene saudade de las ciudades que ha dejado atrás,

de donde le viene el cabello negro, suoi occhi de guerra.

Viene levantándose desde el poniente,

una Galatea de las esferas, que rueda sobre el mundo,

que lo impregna brevemente de sus perfumes,

y desde entonces, nada existe, sino su raza mezcla de bestia e inglés,

nada, sino sus cacerolas trashumantes, sus estropajos,

las vendas con nuestras sangres que guarda como sudarios.

¿Será ella, ese violento olor a almizcle que anuncia la mañana?

¿Dónde se anuncia su heredad en mi cuerpo?

Y a partir de la pregunta, aparecen las cicatrices, las alas,

la sal bajo la lengua, ese como a olor a humo y a calandria,

y todo el resto, todo, como una triste Barataria de sueños.


de  Las madres remotas

miércoles

Nora Mendez(El Salvador, 1969)

Pin It

 

Autoretrato 35

Me parezco a la bruja de Hansel
vivo con dos niños muy pequeños
con quienes me alimento de huesos y sobras
y la gente cree
que vivo en una casita de chocolate.



Mujer de Gloria Martín (Venezuela)

Pin It
MUJER
Mujer si te han crecido las ideas
de ti van a decir cosas muy feas
que, que no eres buena,  que si tal cosa 
que cuando callas te ves mucho más hermosa
Mujer, Espiga abierta entre pañales
cadena de eslabones ancestrales
ovario fuerte, dí, di lo que vales
la vida empieza donde todos son iguales
Angela Jean, o antes Manuela
mañana es tarde y el tiempo apremia
Mujer si te han crecido las ideas
de ti van a decir cositas muy feas
cuando no quieras ser incubadora
diran. No sirven estas mujeres de ahora
Mujer, semilla fruto, flor camino
pensar es altamente femenino
hay, hay en tu pecho
dos, dos manantiales
fusiles flancos!, y no anuncios comerciales
Angela Jean, o antes Manuela
mañana es tarde y el tiempo apremia
Angela Jean, o antes Manuela
mañana es tarde y el tiempo apremia
Te digo mañana es tarde
te digo que el tiempo apremia,
Te digo mujer que es tarde
Oye el tiempo apremia
Angela Jean

lunes

Adélia Prado (Brasil, 1935)

Pin It

 



Dolores

 

Hoy me dio tristeza,

sufrí tres tipos de miedo

acrecentado por un hecho irreversible:

Ya no soy joven.

Discutí política, feminismo,

la pertinencia de una reforma penal,

pero al final de todos estos asuntos

sacaba de mi bolsillo mi espejito

y llenaban los ojos de lágrimas:

Ya no soy joven.

Las ciencias no me dieron socorro,

ni tengo por definitivo consuelo,

el respeto de los muchachos más jóvenes.

Fui al Libro Sagrado

a busca perdón por mi carne soberbia

y allí estaba escrito:

“Fue por la fe que también Sara, a pesar de su avanzada edad,

llegó a ser capaz de tener descendencia…”.

Si alguien, insistí todavía,

me fijara en un cuadro, en un poema...

y fueran objetos de belleza mis músculos flácidos …

Pero no quiero.

Exijo la suerte común de las mujeres con sus baldes,

de las que jamás verán su nombre impreso, y no obstante

sostienen los pilares del mundo, porque incluso viudas dignas

no rehúsan casamiento, antes bien, creen que el sexo es agradable,

condición para la alegría normal de atar una cinta en el cabello

y barrer la casa por la mañana.

Una tal esperanza imploro a Dios.


********************


Chorinho dulce

Ya tuve y perdí
una casa,
un jardín,
un umbral,
una puerta,
un marco de ventana con un perfil.
Sabía una modinha y no la sé más.
Cuando la vida da descanso, vuelvo a querer
el umbral,
el portal,
el jardín
más la casa,
el marco de la ventana y aquella cara abandonada
Todo imposible, todo de otro dueño,
todo de tiempo y viento.
Entonces me da por llorar, horas y horas,
el corazón ablandado como un higo en almíbar.


viernes

Nika Turbiná (Yalta, URSS 1974 - Moscú, Rusia 2002)

Pin It

Arrúllenme, háganme dormir,
cúbranme con una manta
para que sienta calor,
engáñenme con una canción de cuna,
por la mañana regálenme sus sueños,
los dibujos donde el sol
es más azul que la madrugada,
pónganlos debajo de mi almohada
antes del amanecer,
pero no esperen, oigan, no esperen…
La infancia huyó de mí.


Qué difícil / se volvió escribir, / las palabras / golpean mi corazón / como un tambor. / ¿A quién decírselas? / Terminé presa / como un pájaro / y la jaula es muy cómoda, / agua y alimento / todo abunda. / Pero la llave de mi encierro / fue forjada siete veces. / Mi amo / suele ser bueno / y abre la puerta / por las noches / pero deja a un custodio, / la oscuridad, / detrás de la ventana sucia. 




de, La infancia huyó de mí, Editorial Llantén, 2018, traducción al castellano de Natalia Litvinova.

Nika Georgievna Turbiná (1974 – 2002) fue una poeta soviética nacida en Ucrania. Comenzó a escribir poesía a la edad de seis años y publicó su primer libro en 1984, con diez. Una grabación de ella recitando sus poemas vendió más de treinta mil copias en la entonces Unión Soviética.

miércoles

OLGA OROZCO

Pin It


¿Cómo le gustaría ser presentada?
Como Olga Orozco, nada más. Cuando hablan de “lírica” o de “maestra”, miro para otro lado, para ver a quién se dirigen.

¿Y si la llaman poetisa?
No, por favor, poetisa no. Yo fui la que introduje en la Argentina la denominación poeta para las mujeres. Ya cuando tenía dieciséis años me indignaba que dijeran poetisa; parece un género literario, indica la época en que las mujeres escribían por entretenimiento o por descarga psicológica, y se lo asocia a desmayos y puntillas. Poetisa no es una catalogación decente.

Siempre interesa el momento en que un escritor empezó a escribir, ¿lo recuerda?
Siempre digo que empecé a escribir cuando no sabía hacerlo todavía. Me inquietaban muchas cosas, era una niñita medrosa, bastante tímida, llena de preocupaciones por todos los fenómenos que me rodeaban y que nadie podía explicarme satisfactoriamente. Por ejemplo, me preocupaba si un pájaro desplegaba el cielo, ese tipo de cosas. Como no me daban respuestas convincentes, empecé a contestarme yo sola; ahí ya estaba cantada mi vocación. Mi madre anotaba algunas veces mis consideraciones acerca de esos fenómenos, mis diálogos con ella; pero cuando fui un poco mayor y empecé a tomar en serio lo que estaba diciendo y a escribir, me puse muy autocrítica, muy exigente, y ya no dije esas cosas en voz alta. A los quince años, mamá me dio un montón de papeles con las anotaciones de mi infancia; estaban mis diálogos y mis opiniones sobre todo lo que me rodeaba. Lamentablemente hice una pira con todo; ahora me gustaría tenerlos…

¿Y alguna vez encontró una respuesta un poco más satisfactoria?
No, todavía estoy buscándola.

¿Cuál es su primer recuerdo de la infancia?
Es un poco impresionante. Yo tendría dos años o dos años y medio. Es una corrida precipitada en brazos de alguien, por un campo amarillo… Corremos delante de una persona que es perseguida también; más atrás hay una mancha colorada… Una vez le conté esto a mi hermana mayor y me dijo lo que había pasado: “Te llevé al campo de gira­soles frente a la casa donde vivíamos; había un toro y nos corrió. Junto con el toro corría un chico con una gorra colorada que estaba en el mismo campo. Saltamos una alambrada y a mí se me rajó la blusa, me lastimé y me salió mucha sangre”. Me deben haber impresionado mucho el esfuerzo de mi hermana por llevarme cargada y el vaivén de la corrida.

Siguiendo este supuesto orden cronológico de la charla, ¿qué libros la impresionaron en su infancia?
De chica me daban libros infantiles, pero yo me ocupaba de sacar de la biblioteca otros. Así, a los once años leí a los rusos, a Dostoievski, a Tolstoi. Después quedé mucho más prendida a la poesía. Lo que más me tocó fue la poesía española: Quevedo, San Juan de la Cruz, Santa Teresa… Más tarde sumé a los franceses: Rimbaud, Baudelaire, Nerval… Siempre fui fiel a mis amores, no deseché ninguno, fueron acumulándose. No recuerdo haber elegido mala literatura.

¿Y su primer poema?
Creo que lo compuse a los doce o trece años, por lo menos el primero digno de ser tenido en cuenta. Se refería a un jardín en otoño, a una caída de pétalos… Era simplemente la escritura de una niña; recuerdo el clima, pero no el poema.

¿Qué la lleva a escribir, el dolor o la felicidad?
Yo estoy con ese dicho de los españoles: “Boca que besa no canta”. Cuando he escrito la felicidad, es que la felicidad pasó, salvo en los relatos de infancia. Pero más que por el dolor, creo que mi poesía está movida por un afán de conocimiento por vías que no son las del razonamiento; escribo por afán de saber, para poder mirar un poco hacia el otro lado de este mundo. Es algo que nunca va a poder conocerse, pero hay ciertas intuiciones, ciertas sensaciones a las que trato de llegar a fondo.

En su obra hay una gran riqueza de imágenes, de elementos sensoriales y del subconsciente.
Sí, además hay muchas imágenes visuales. Me impresiona mucho la pintura; creo que si no hubiera sido poeta, habría sido pintora. Le envidio a la pintura la posibilidad de la simultaneidad; en la poesía, una visión es transcurso. La pintura pude esbozar tres cosas al mismo tiempo.

¿A quiénes admira en pintura?
Klee, Van Gogh, Goya, Velázquez, Rembrandt, el Bosco, Brueghel…

¿Conoció a Xul Solar?
Fuimos muy amigos. Mi primer horóscopo me lo hizo él. Los dos fuimos amigos de Oliverio Girondo, pasábamos días en la quinta de Oliverio en el Tigre… Madrugábamos y salíamos a recorrer el parque… Sabía muchísimo de la naturaleza; caminábamos con una lupa y me enseñaba sobre las plantas, los bichos, los insectos… Xul me hablaba en panlengua y neocriollo, dos lenguas que había inventado. Era un ser muy especial, tenía algo angélico y demoníaco a la vez.

¿Recuerda qué le decía el horóscopo de Xul Solar?
Me anunció mi matrimonio, un matrimonio impensable en ese momento. También me dijo cuánto tiempo iba a durar y cómo se iba a deshacer. Yo creo que más que astrólogo era vidente. Años después estudié astrología y me di cuenta de que, por las cosas que me predijo, era un vidente.

Usted también tuvo videncias…
Sí, pero les escapo un poco. En una época, les tiraba el tarot a los amigos, pero nunca lo hice comercialmente. Hace muchos años que lo dejé; tuve un sueño malo y pensé que la videncia daba una cierta omnipotencia ilusoria que había que desechar. La magia y sus alrededores suscitan fuerzas que pueden ser oscuras.

También conoció a Julio Cortázar…
Éramos muy jóvenes los dos. Lo conocí por un amigo, Daniel Devoto, cuando estábamos en la facultad. Fuimos a tomar el té al Richmond y Julio se sentó con nosotros a conversar. Después lo seguí viendo muchas veces, cada vez que yo iba a París o cuando él venía a Buenos Aires. Era muy extraño, bastante tímido, dulce, tierno, muy buen amigo, afectuoso… Una persona llena de encanto. Siempre recuerdo su poesía sobre Alejandra Pizarnik; de todos los poemas que escribió, ése es el que más me gusta. Deben ser ocho o diez líneas, es muy fresco.

¿Qué puede decirnos de Alejandra Pizarnik?
La conocí mucho. Yo tendría treinta y cuatro años, y ella, diecisiete o dieciocho. La conocí en un bar que se llamaba La Fantasma; se acercó y me preguntó si yo era yo. Me dio unos poemas que tenía, que correspondían al primer libro que publicó después. Ese libro lo hizo desaparecer porque no quedó conforme, se lo pidió a todas las personas a las que se lo había dado. Alejandra era muy especial; en una reunión trataba de ser el centro, brillante, con­versadora, alegre, pero cuando se quedaba con las personas con las que tenía mucha confianza, se desmoronaba. Era sumamente angustiada, agónica casi por naturaleza. A mí me pedía certificados; cuando se sentía muy mal, me llamaba por teléfono a cualquier hora. Entonces, yo le daba certificados que decían, por ejemplo: “Yo, gran Sibila del Reino, certifico que a Alejandra Pizarnik no se le cruzará ninguna mala sombra, ningún pájaro negro se posará sobre su hombro, a su paso se abrirán todos los caminos luminosos, etc.”. Le duraban unos días, después me decía: “Bueno, ya se me gastó, haceme otro”.

La búsqueda de la poesía no podía calmar su angustia.
No, claro, porque ella lo esperaba todo de la palabra y muy poco de la vida en sí. Uno no puede construirse una casa permanente con la palabra, uno necesita muchas otras cosas.

¿Desde dónde se escribe, desde la conciencia o desde el subconsciente?
Bueno, no está demasiado claro, hay una especie de alternancia. Cuando empiezo a escribir siento que algo llama de pronto, como si llamara alguien a mi puerta a través de una frase, de una música, de un recuerdo, de una imagen visual. En ese momento siento que tengo el comienzo, y eso ya toma forma en la palabra. Es como si hubiera abierto una puerta… al final de una especie de corredor veo otra puerta, y esa puerta es la que va a ser la del poema. Entonces sé cómo cierra y cómo abre; el camino que tengo que recorrer es totalmente ignorado, va alternándose; hay elementos subconscientes, pero siempre reviso. Se ha dicho que soy surrealista, pero no lo soy sino como una actitud ante la vida, por la canalización de elementos oníricos o la creencia en otras realidades que no son solamente el aquí y ahora, y la exaltación de valores como la justicia, el amor, la libertad. Pero nunca hice automatismo como los surrealistas; si lo hiciera, no terminaría en poema sino en plegaria.

¿Se identifica con la frase “la literatura es la vida misma”?
Creo que están indisolublemente unidas, como están indisolublemente unidas también a la muerte. Creo que mi manera de luchar contra la muerte es la literatura. Claro que no la hago retroceder, pero uno supone que le hace trampa alternando los tiempos, haciendo ese tipo de cosas que yo hago a veces; pero un día nos va a alcanzar…

¿Cree en Dios?
Soy muy religiosa. También creo en la reencarnación, hago mezclas, tengo un exceso de fe.

¿Y el destino?
El destino no es una cosa predeterminada, única, sino algo en forma de abanico; se te presentan dos caminos, por ejemplo, elegís uno y ése se va abriendo en otro y en otro… Permanentemente se repite esto, pero el destino que no elegiste a veces tiene tanta importancia como el que elegiste.


Este entrevista fue realizada por Soledad Costantini (directora de Malba Literatura) y Mariana Bozetti, y publicada originalmente en el libro Literatura en Malba. Encuentros con escritores. Buenos Aires: Fundación Eduardo F. Costantini, 2004. La reproducimos aquí con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Olga Orozco. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...