Todo comenzó en el espejo.
En la palma indiferente del agua
la nube fingió islas, cimientos el arco iris.
Todo comenzó en el espejo.
En el cielo engañifa de la charca
la rama empolló el huevo de la luna;
cosió el pájaro un velo con costura perdida.
Todo comenzó en el espejo.
La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;
la luna escribió música que no despertó a nadie.
Y en el espejo una mañana
reconoció el viajero su secreto fantasma,
se vio pómulo y sien,
pupilas de agua para siempre cautiva,
frente como una lápida de sí mismo.
Se vio por fuera, se olvidó por dentro.
Y comenzó a clasificarse
según color y pelo.
Y los amantes murieron por él dos y tres veces,
y los viejos gustaron anticipada la agonía,
y el hombre del color perdió patria y amigos,
y la belleza vendió a su esposo el sueño.
-Todo comenzó en el espejo-.
Nació en Fuerteventura en 1909. Siendo todavía una niña se trasladó con su familia a San Sebastián, en Gipuzkoa. Desde muy joven publicó sus primeros poemas en la revista Donostia. Se casó con el ceramista paraguayo Andrés Campos Cervera y viajó a aquel país a los dieciocho años, estableciendo allí su residencia definitiva. Su obra abarca el teatro, la narrativa, la poesía, las artes plásticas, el periodismo escrito y radiofónico, la crítica de arte, la investigación histórica y el ensayo. Colaboró en los diarios La Nación, La Tribuna y El Orden. En este último creó una sección fija de reseñas de libros de poesía. Fue secretaria de redacción de El Liberal. Contribuyó a la creación del teatro nacional paraguayo, en estrecha colaboración con el dramaturgo y actor Roque Centurión Miranda. Viajó a Europa con su marido en dos ocasiones (1930-1932 y 1935-1938). En el segundo viaje, la guerra civil española sorprendió al matrimonio en Valencia. No pudieron regresar a su país y allí enfermó y murió su marido. Ella volvió a Paraguay en 1938 y continuó su actividad cultural: escribió para el teatro, creó una escuela de cerámica, enseñó en la Escuela de Arte Escénico y encabezó el movimiento renovador de la poesía paraguaya, junto con el novelista Augusto Roa Bastos y con el poeta Hérib Campos Cervera.
Ha publicado: El precio de los sueños (1934), La raíz y la aurora (1960), Rostros en el agua (1963), Invención de la muerte (1965), Satélites oscuros (1966), El polvo enamorado (1968). Es autora también de la novela La mano en la tierra (1963) y de las obras teatrales Episodios caraqueños (1944) e Historia de un número (1968). Asimismo ha publicado diversos ensayos y antologías sobre la poesía paraguaya.
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