En el borde de las tazas
una mujer
se mueve en el denso fluir de sus instintos
sabe quebrar
la cáscara de una intención
una mujer
abarca por fragmentos la totalidad
y nunca es la misma
un hombre
sube al misterio en una extrema progresión
descubre el sentimiento
acorralado en un límite
el resto
lo filtra en el pensar
una mujer
es a la vez su historia
y lo que aún no ha conocido
sabe ordenar lo que no ve
un hombre
arriba al corazón del mundo
en cada vértice de su conocimiento
se instala en lo que ve
y se proyecta
una mujer es todas las mujeres
pero es única
un hombre es todos los hombres
pero es único
un hombre y una mujer
nunca se conocen
saben suponer
saben crear sobre el malentendido
son cada uno
mitad secreto
mitad vacío
un hombre y una mujer
a lo largo de cientos de actos cotidianos
cruzan información
dejan la vida escrita
en el borde de las tazas
cada día se escribe
cada día se lava
(de Cambiar las armas).
Genealogía
las hijas del nuevo mundo
son blancas como las luces de los shoppings
pálidas como los panes de mc donald's
translúcidas lágrimas finales de best sellers
las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
fuimos oscuras habitantes de hotel
tuvimos negras maneras de mirar
queríamos la vida en símbolos extraños
películas de bergman
las paridoras frígidas de las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
querían una historia sumergida en channel
casarse vírgenes con una réplica de cary grant
tener muñecas rubias de mejillas rosadas
mascadoras de chicle leyendo mujercitas
las hijas huérfanas de las madres frígidas del viejo mundo
queríamos las curvas mullidas de la marylin
y el aspecto latino de una amante del che
pero ellas
las nietas de la decadencia
las hijas del imperio del nuevo mundo
sólo desean ser
delgadas como un tallo
livianas como el ala de una mariposa
anhelan despertar
con los dedos más largos cada día
para hundirlos hasta el fin de sus amígdalas
y vomitar sin voluntad
lo que resta del siglo
de Cotillón para desesperados, 2001
Todos estamos solos en Buenos Aires
ella duerme con piyama de seda
afuera merodea un vendaval sudaca
la noche cobra víctimas
babea en las terrazas una furia homicida
nada cambia jamás
todos estamos solos en buenos aires
todos estamos turbios
todos estamos hartos
ella duerme con piyama de seda
abrazada a la almohada como hacemos los náufragos
detrás de la ventana
una mujer se enciende de pastillas
y se pone a pescar besos enfermos
todos estamos solos en buenos aires
todos estamos sucios
todos huérfanos
ella duerme y es joven hermosa vulnerable
afuera un hombre miente
en las pensiones se revuelve la sopa
en los bares circulan líquidos oscuros
todos convalecemos en buenos aires
todos estamos solos
nada cambia jamás
la noche cobra víctimas
y ella duerme con piyama de seda
(de Loba negra).
La otra mitad
de esta edad no se vuelve
ya no somos artistas promisorias
no es hora de ofrecer
si el botín es fracaso
de esta edad no se vuelve
no hay paga por promesas
algunas
rellenan su matriz para salvarse
criando larvas
se eximen de pensar
con cada menstruación perdemos un bebé
me dijo gaby
yo miré a nuestros hijos morir en el bidet
y acogí los recursos de la histeria
de esta edad no se vuelve
algunas
cavan penosamente en esa tierra
y no alcanza ser fértil todavía
y no alcanza ser joven
no es entregarse al hábito del tiempo
hay que poner un pie del otro lado
(de Loba negra).
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