En tu boca de greda
Tu boca es esa poza donde el ángel
hunde sus dedos dulces.
Criatura que regentas
el trance de mis brazos,
yo te miro y el corazón se torna
dos cántaros lunares,
dos pastizales líquidos
de algodón deslumbrante.
Amor,
entre tu boca de blandura de greda
van nevando mis pechos
como un paraje helado.
Ábrete sexo
Ábrete sexo
como una flor que accede,
descorre las aldabas de tu ermita,
deja escapar
al nadador transido,
desiste, no retengas
sus frágiles cabriolas,
ábrete con arrojo,
como un balcón que emerge
y ostenta sobre el aire sus geranios.
Desenfunda,
oh poza de penumbra, tu misterio.
No detengas su viaje al navegante.
No importa que su adiós
te hiera como cierzo,
como rayo de hielo que en la pelvis
aloja sus astillas.
Ábrete sexo,
hazte cascada,
olvida tu tristeza.
Deja partir al niño
que vive en tu entresueño.
Abre gallardamente
tus cálidas compuertas
a este copo de mieles,
a este animal que tiembla
como un jirón de viento,
a este fruto rugoso
que va a hundirse en la luz con arrebato,
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados
los pezones del aire, los dos senos del día.
La suavidad del pan que no ha nacido...
La suavidad del pan que no ha nacido
sostiene sus caderas,
un lomo terso de venado,
la curvatura del melón,
altas mejillas donde escribió
su adiós final la espalda.
Cómo no amar a este varón
sentado en sus dos lunas,
volcado como un río sobre el lecho.
Amo su boca tocada por la abeja,
amo sus higos apretados,
amo esta órbita doblemente dulce:
detenidos ocasos sus dos nalgas,
oh gloria de la esfera, las dos copas
en que lo habrán vertido un día.
Su grávida ternura me devuelve
a las cosas más terrenas.
Los ángulos equinos, el traje circular del universo.
Cómo no amar a este varón tocado
con piel de albaricoque en la cadera.
Venus encinta
Pleamar
soy, curvatura:
Venus hermosa
saliendo de su baño
con los pechos en punta, negrísimas
sus flores compitiendo
en latitud
con la Pulpa preciosa
de su vientre
redondo como vela,
repleto como el mundo.
Ana Istarú, poeta y actriz costarricense nacida en San José en 1960. Junto a Eunice Odio y a Carmen Naranjo, está considerada como una de las figuras más prominentes del panorama literario de su país, con reconocimientos internacionales como los premios españoles María Teresa de León para autoras dramáticas en 1995 y el premio Hermanos Machado de Teatro en 1999. En 1990 le concedieron la beca de creación artística de la Fundación Guggenheim. De su obra poética se destacan: Palabra nueva en 1975, Poemas para un día cualquiera en 1977, Poemas abiertos y otros amaneceres en 1980, La estación de fiebre y otros amaneceres en 1983, La muerte y otros efímeros agravios en 1988, Verbo madre en 1995 y Poesía escogida en 2002.
4 comentarios :
soberbia poeta, muy buen blog! las leo todas las semanas.
Claudia
Exquisitas selecciones cada mes, Melania...(Ecuador)
soberbia poeta, muy buen blog! las leo todas las semanas.
Claudia
siento... como me relaja leer los hermosos escritos escogidos...
Seguid así...
Gracias...
Publicar un comentario