viernes

Claribel Alegría (Nicaragua, 1924).

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Tamalitos de Cambray


A Eduardo y Helena que me pidieron una receta salvadoreña

Dos libras de masa de mestizo
media libra de lomo gachupín
cocido y bien picado
una cajita de pasas beata
dos cucharadas de leche de Malinche
una taza de agua bien rabiosa
un sofrito con cascos de conquistadores
tres cebollas jesuitas
una bolsita de oro multinacional
dos dientes de dragón
una zanahoria presidencial
dos cucharadas de alcahuetes
manteca de indios de Panchimalco
dos tomates ministeriales
media taza de azúcar televisora
dos gotas de lava del volcán
siete hojas de pito
(no sea malpensado es somnífero)
lo pones todo a cocer
a fuego lento
por quinientos años
y verás qué sabor.



The American Way of Death


a mi hijo Eric
Si arañas día y noche la montaña
y acechas detrás de los arbustos
(la mochila-fracaso va creciendo,
abre grietas la sed en la garganta
y la fiebre del cambio
te devora)
si eliges la guerrilla,
ten cuidado,
te matan.

Si combates tu caos
con la paz,
la no violencia,
el amor fraternal,
las largas marchas sin fusiles
con mujeres y niños
recibiendo escupidas en la cara,
ten cuidado,
te matan.

Si tu piel es morena
y vas descalzo
y te roen por dentro las lombrices,
el hambre,
la malaria:
lentamente te matan.

Si eres negro de Harlem
y te ofrecen canchas de fútbol,
con el suelo de asfalto
un televisor en la cocina
y hojas de marihuana:
poco a poco te matan.

Si padeces de asma
si te exaspera un sueño
-ya sea en Buenos Aires
o en Atlanta-
que te impulsa de Montgomery
hasta Memphis
o a cruzar a pie la cordillera,
ten cuidado:
te volverás obeso
y sonámbulo
y poeta.

Si naces en el ghetto
o la favela
y tu escuela es la cloaca
o es la esquina,
hay que comer primero,
luego pagar la renta
y con el tiempo que te sobra
sentarte en el andén
y ver pasar los coches.

Pero un día te llega la noticia,
corre la voz,
te la da tu vecino
porque tú no sabes leer
o no tienes un cinco
para comprar el diario
o el televisor se te ha jodido.
De cualquier modo
te llega la noticia:
lo han matado,
sí,
te lo han matado.


Claribel Alegría nació en Estelí, Nicaragua, en 1924. Desde muy niña vivió en El Salvador. Ha publicado una veintena de libros de poesía y narrativa así como testimonios históricos en colaboración con su marido, Darwin J. Flakoll. Entre estos últimos destacan Fuga de Canto Grande (1992) y Somoza: Expediente cerrado (1993).
Entrevista a Claribel Alegría .

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Excelente poeta latinoamericana una voz que nos representa.

Juliana,dlp

Anónimo dijo...

NO, NO, NO increíble poeta, gustosísima con vuestro blog

Rebeca

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