lunes

Cristina Piña, Pasajera en tránsito

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La lengua de las islas

I

Se introduce en el lenguaje ajeno
como un cuerpo que se arroja al mar:
agua sin remanso ni piedad para el ahogado
que, con gesto de impotencia,
lucha en la garganta del deseo.

II

Se prueba las palabras nuevas
como sortijas, pendientes
o cuentas de cristal:
alhajas de la voz,
adornos de un agua extranjera
en la que nunca
se podrá nadar.
(...)
IV

Caen las palabras
como cuentas de un collar:
corales las vocales,
oro batido o plata sin pulir
las consonantes.
En el fondo de la voz,
metales bajos,
materia radiactiva
para sellar la boca del ajeno
que se atreve a hablar.
(...)
VII

Busca el extranjero
el sonido nasal de las vocales,
las consonantes cayendo
como guijarros al sol,
la voz y su grano irremplazable.
Vano cortejo,
todo suena mal:
donde quiso decir “mano”
se quiebra una flor
en la cresta de la lengua herida.
(...)
IX

Hablar el lenguaje de las islas
es nadar hacia atrás,
pegar el salto a un futuro anterior:
colgarse pendientes de la boca,
collares de la palma de la voz,
incendiarse en un fuego
incesante.


RELEYENDO A PAVESE

¿Vendrá la muerte
y tendrá tus ojos?

No, apenas un plegamiento
del aire,
un escalón de niebla
que no se logra
bajar,
un ahogo súbito
en el pecho.

¿Vendrá la muerte
y tendrá tus ojos?

No,algo que oscila
y lento se anochece
en el agua,
una línea
imperceptible y gris
en la luz
de la mañana,
un estado de
suspensión.

¿Vendrá la muerte?

Ahora nos entendemos:
eso sí.


PRECISIONES LINGUÍSTICAS

¿Pero a quién se le ocurre
que la muerte
va a venir?

Venir es un verbo
que conjugamos aquí,
en la cámara del miedo,
porque, en rigor, amigos,
bajará como un rayo,
arrojará la guadaña
de la iconografía
medieval,
saltará a nuestro cuello
con sus garras,
cortará los pedazos
de la mano y el pie,
clavará la cuchilla
en la garganta,
abrirá las venas
con filos del acero
más puro y estridente y más voraz,
nos sajará la cara,
caerá como una mano,
manaza enorme y bestia
que bajará del cielo
y guay que nos aplasta,
guay que nos quiebra
cada hueso y el cráneo
y la columna vertebral.

¿Pero a quién
se le ocurre
que la Puta Muerte
va a venir?

RELEYENDO A PAVESE II

Vendrá la muerte
y tendrá tus ojos.

No, amor, tus ojos no,
que si me llegan con ella
me voy a acicalar
como una chica enamorada:
vestida y pintada para seducir,
con perfume, la boa de plumas,
medias de red,
con el conjunto de encaje y portaligas
y ese vestido rojo que siempre
me querés sacar.

Porque si viene con tus ojos,
amor,
no le podré decir que es una
yegua pelada y traicionera
y que si me quiere llevar
va a tener que disputarme
paso a paso,
con las uñas afuera,
como gata,
para poderse defender.

No, que no me llegue,
amor,
con tu mirada,
si no como una colegiala
me le voy a entregar.

De Pasajera en tránsito. Córdoba, Ediciones del Copista, Colección Fénix, 2006
Estos poemas son un adelanto del libro, "Pasajera en tránsito" (Ed. El Copista), que será presentado mañana en Espacio Prometeo (Malabia 1720 - Local 5) a las 19:00 horas.

Taller de la memoria
1

No para recuperar
ni para hacer de ti
........de la memoria
un espacio habitable;
apenas ejercicio de la mano
que vuelve a hacer
........a deshacer
la trama del deseo:

lo perdido y traicionado,
el tiempo sin fruto.

2

Un tejido hacia atrás,
un intervalo
.........-lúcido no cabe,
.........tal vez penosamente
.........sentimental-
donde zurcir agujeros,
pasos a destiempo:

la fantasía,
lo puro imaginario,
que no sólo a Macedonio
consolaba.

3

Negar la historia,
la sucesión de gestos,
fechas, circunstancias
que afirman una identidad:

ser padre, madre, hijo
-como quería Artaud-
desde la protesta,
el gusto amargo
de la edad mediana.

4

¿Amores?
En las novelas del siglo XIX
en los cuentos de hadas.
¿Amigos?
Aquiles y Patroclo,
Hamlet y Horacio.
Scherezade y el lenguaje.
¿Familia?

La mano deja de escribir:
en el patio de atrás
la historia sangra.

5

¿No era que historia no,
nada de fechas que matan
como flechas ni patios
de identidad en el puro
ejercicio literario?

La mano, culpable
de ingenuidad,
pierde los dedos
en los dientes del oficio.

De Taller de la memoria. Córdoba, Ediciones del Copista, Colección Fénix, 1998

Cristina Piña es poeta, crítica literaria y traductora. Nacida en Bs As.Ha publicado siete libros de poemas: Oficio de máscaras, Para que el ojo cante, En desmedida sombra, Pie de guerra, Puesta en escena, Taller de la memoria y Pasajera en tránsito; siete libros de ensayo y de crítica literaria, entre ellos: Alejandra Pizarnik, una biografía, Mujeres que escriben sobre mujeres (que escriben)I y II, Poesía y experiencia del límite. Leer a Alejandra Pizarnik y Poéticas de lo incesante: Sujeto, materialidad y escritura en Amelia Biagioni y Néstor Perlongher. Ganó la Beca Fulbright, formando parte del International Writing Program (Universidad de Iowa) y en 1998 residió dos meses en París pues obtuvo la Beca de Traducción del Ministerio de Cultura de Francia.Losl poemas que publicamos son un adelanto de su próximo libro, Pasajera en tránsito (Ed. EL Copista).

2 comentarios :

Anónimo dijo...

estupenda poeta, eso de comparar las palabras con cuentas de cristal, palabras como joyas, piezas únicas que poeden disgregarse sílaba a sílaba

Adalberto

Anónimo dijo...

Gracias por el dato de su presentación pues grato , muy grato fue escucharla y llevarme dedicado sus poemas.

Mirtha,de Balvanera

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