Sería después de conocer el mar
que la niña que fui
cogió una piedra del agua.
Esa piedra
desconocida y verbal
me posee
como un sol cautivo
con un fulgor
de país largamente buscado.
Esa piedra
como un carbón por lo negro
como un carbón por lo quemante
como un carbón por la ceniza.
Esa piedra
tosca
ardua en la memoria
se hizo fuego al tacto
y fue sin saberlo
un resplandor lejano
del cristal de la muerte
el don de la vida
el árbol del camino.
¿Y existe acaso el fuego para mí?
—pregunté entonces.
Miré alrededor.
Un silencio mudo
buscándome
observando con ojos de viva luz.
Y me dio miedo
porque soy mujer, creo.
Porque no sabía quién era yo
ni quién sería
ni sabía decir, ni tampoco reír
ni cansarme
sólo percibir
el rigor de la llama
anunciando el desierto.
Esperé una señal
un signo, un sueño, un cometa
para echar a andar, me dije
sin quitar el ojo
a la locura del fuego:
esa piedra
entre mis manos.
Y era alumbrar
con un relámpago
un abismo
y era bajar
y forjar
y subir
tan sólo para poder morir
junto al fulgor de esa luz
en cautiverio.
de El rigor de la llama*
Santa Cruz: Ediciones Centro Simon I,1994.
Nació en La Paz en 1947 y murió allí en 2004. Egreso de la Fac. de Letras de la Universidad Mayor de San Andrés. Se licencio en Ciencias de la Educación y obtuvo la Maestria en Literat. Latinoacana. En Paris, fue ademas mnarradora,ensayista , historiadora y editora. Formo parte de poetas próximos a Jaime Saenz.
Sus principales libros de poemas son: Asistir al tiempo (1975), Travesía (1978), Noviembre 79 (1979), Madera viva y árbol difunto (1982), Territorial (1983), El verde no es un color: A la luz de una provincia tropical (1992), Los negros labios encantados (1992), Memoria solicitada (1992), El rigor de la llama (1994), La Lagarta (1995), Itaca(2000), Angeles del miedo(2005)
Su antología La Piedra que labra otra piedra (1999) incluye el poema en primera edición: Qantatai (Iluminado).
2 comentarios :
Y PARAFRASEANDO AL NANO: "...Y PODER DESCANSAR ENTRE LA PLAYA Y EL CIELO"
excelente poeta!
VITTO
hasta otro vuelo chicas
Huesos de un día
Oír la noche
es oír las olas
lamer con furia
tus voces
y callar
otro poema de Blanca que me encanta, gracias por el recuerdo
Juan Carlos.
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