XV
Aviso a los amigos y parientes:
la mujer con la soga entre los dientes
es la que fui,
que anda con furia resolviendo sus dobleces,
apartando sus escombros y arrecifes.
Siente demasiado y se consume.
Si llega perdida, turbia, obnubilada,
palméenle el hombro con cariño.
Flashback y versión de infancia
Anoche nomás,
hace casi 30 años,
tenía un libro de Verne entre las manos,
cierta ansiedad al llegar a la tabla del 9
y una fascinación por la química
que no me ha acompañado hasta aquí.
Mi color era el rojo,
mi día, el viernes
y el verano, ese bosque,
mi teoría acuática de la felicidad.
En esta foto mi madre me lleva de la mano
y su roce es un túnel de regreso
a las mil tortugas de mi infancia
que gastaron un nombre siempre igual:
Cleopatra.
Tengo 10 años,
soy la mayor de cuatro hermanos,
duermo en un cuarto de muebles blancos
y en mi casa no se puede envejecer
(papá es cirujano plástico).
Temo no estar a la altura de lo inalterable.
Creo que, si Dios existe,
se esmera en ello los domingos
cuando mi abuela nos lleva a La Merced
y rezamos al Señor de los Milagros,
mareados en incienso,
oraciones importadas del Perú,
que repito aun dormida.
Nado bien, tiro al blanco
y cuando crezca
quiero dar la vuelta al mundo en bicicleta
aunque no llegamos ni a Cosquín en la última excursión...
La velocidad traga el resto del paisaje:
Sigo siendo esa urgencia.
de Monstruos privados (2006)
Es periodista y abogada. Publicó tres libros de poemas: Crucigramas (1987), Cataclismos (1989) y Poemas grises (1991).
Aviso a los amigos y parientes:
la mujer con la soga entre los dientes
es la que fui,
que anda con furia resolviendo sus dobleces,
apartando sus escombros y arrecifes.
Siente demasiado y se consume.
Si llega perdida, turbia, obnubilada,
palméenle el hombro con cariño.
Flashback y versión de infancia
Anoche nomás,
hace casi 30 años,
tenía un libro de Verne entre las manos,
cierta ansiedad al llegar a la tabla del 9
y una fascinación por la química
que no me ha acompañado hasta aquí.
Mi color era el rojo,
mi día, el viernes
y el verano, ese bosque,
mi teoría acuática de la felicidad.
En esta foto mi madre me lleva de la mano
y su roce es un túnel de regreso
a las mil tortugas de mi infancia
que gastaron un nombre siempre igual:
Cleopatra.
Tengo 10 años,
soy la mayor de cuatro hermanos,
duermo en un cuarto de muebles blancos
y en mi casa no se puede envejecer
(papá es cirujano plástico).
Temo no estar a la altura de lo inalterable.
Creo que, si Dios existe,
se esmera en ello los domingos
cuando mi abuela nos lleva a La Merced
y rezamos al Señor de los Milagros,
mareados en incienso,
oraciones importadas del Perú,
que repito aun dormida.
Nado bien, tiro al blanco
y cuando crezca
quiero dar la vuelta al mundo en bicicleta
aunque no llegamos ni a Cosquín en la última excursión...
La velocidad traga el resto del paisaje:
Sigo siendo esa urgencia.
de Monstruos privados (2006)
Es periodista y abogada. Publicó tres libros de poemas: Crucigramas (1987), Cataclismos (1989) y Poemas grises (1991).
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