viernes

Yolanda Pantin (Venezuela, 1954)

Pin It

Nada por más me arrancará de mi sitio.
Igual fulgor me escupió de muerte
cuando reía mi madre y todos.
La paz es un minuto. Cierro las ventanas,
las puertas antiguas de mi casa. Es un minuto.
Tú, ellos, de las palabras, de
los labios a las palabras recias. Lento,
prolongado, insistente. No alcanzo más
que golpear. En este sitio. La palabra
a golpes desprendida. Volcada de revés.
La calma es un minuto.



Las personas, como algunas, son ovillos de sí mismas
recogidas del viento. Habitan las casas más profundas.
Parece, si vivieran, un ruido de silencio. El rito
de las palmas es aún la manera de implorar en lo seco.
Es así como la noche nos redime de todo, el lugar más
seguro y cercano a la muerte.




Bastaría la muerte. La estampida anunciada de la voz
al desencuentro. Hundir rostros sin señas posibles
a la burla del Dador. Bastaría el desalojo de la piel
intacta. Absortos, manchados al fin, en el fondo
de nosotros mismos. Para este trozo que me ofrezco
cuando nombras el bosque y reímos del nombre tallado
como única promesa. Gime quien alcanza la sangre o la
medita posible. Bastaría la muerte.

No hay comentarios. :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...