las pisadas
cal y arena los pies
vacían sus aguas de invierno
Un grito escupe
su sabor trajinado
entre tu voz y mi palabra.
Compás sordo el silencio
sobre
las últimas cenizas.
Vuelo
la huella de los cuerpos
en el laberinto
que recoge el aire.
Mi paso
tacto y espina
en el último pretexto.
de Ser y palabra
de la alborada
se derrite
la complicidad nocturna
y
vuelve
a
rodar el día
encadenando
a su cotidiana existencia
entonces
inútil el grito
que no supo demorarse.
Huésped de la hora cero
la lluvia moja
el incienso en la hojarasca
y
más allá del frío
se abandona el sol
en la tiniebla.
Mientras medias luces
atraviesan el recinto
el viento manosea las esponjas del dolor
junto a los cristales
donde padece
una ventana
su verdad de distancia.
de Aquí la grieta, 1993
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