domingo

Susana Cerdá(Argentina,1948-2010). En memoria

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5


El deseo, fuego fatuo, algarabía incontenible, castigo en sí
mismo, algo que tira y llama, que junta todo lo que hay.
Ardor furioso, más furioso que el mar, que la muerte, que todo
lo vivido, atravesando los espacios, sangrando, el cuchillo
que se clava en la carne para siempre sin tregua dalequedale
ahí.
¿La p de papá? Se clava como un dedo índice en la mitad de
la noche.
Adelante: el presentimiento peludo de la redondez.
Atrás: el surco que divide oscuramente la redondez.
Surco logrado a lo largo, a lo ancho, papá, mamá.
Ellos me ayudaron condescendieron a levantaron para.
Surco glúteo-abismal su hendidura su extensión las características
intrínsecas de su desarrollo.
La manera que tiene ese surco de surcarme.
La forma intrépida que tiene él de mirarme desde el surco hacia
abajo, de adivinarme hacia adentro, de profundisurcarme
como.
Mamá descubre, ella siempre descubre y llama a papá papá
sonríe, se queda a solas conmigo y en el momento propicio
saca su dedo índice, del bolsillo. Me señala hasta más-no
poder, gritar es poco, entonces no digo nada, ella viene, la
operación se realiza lenta, saben que sufriré, pero ellos
sufren-segura-mente-más-que-yo, juntos transpirando, solo
movimientos necesarios, los tres sumidos en un silencio
hospitalario...


9


No sé de dónde saco, yo, rescato, que: en tu manera de cruzarte
conmigo por la casa, una mujer que se cruza conmigo por
la casa, qué pasa en mi manera de cruzarme con vos por la
casa, un hombre que se cruza con vos (conmigo) por la, oh,
algo en el desasosiego desayuno de todos los días, un bulto
bajo las frazadas en penumbra, arrugas que se alisan,
arrugas alisándose mañana tras mañana, alisándonos,
qué es lo que hace, permite, digo, qué, enciende, prospera
crece despacio, dónde, cuál de tus gestos vestidos pedazos
de otros gestos ensueños, de tanto en tanto logran inflamarla
suavemente, sin quererlo. Se hincha. Parada.
Guardando el secreto. Mi secreto.
Eso, esto que me empuja en alguna parte y junta algo viscoso.
Instantes, permitir que, gozando la cualidad, acto de empujar.
Mujer mía. Mi mujer.
Ciertas posibles gotas. Leche.
Mancha que se interna por tus pelos, se extiende por las sábanas,
por la noche, resbala esta mancha por los días siguientes,
dibujando.
Líquido perlado oliendo.
Todo es resbaladizo, aguado, y fluye.


11


Él me ama. Me ama tanto que yo huelo la muerte en sus caricias,
en su mirada veo el crimen, en cada gesto suyo: la absorción,
el tironeo.
En el Espectáculo de Suamor la tierra gira a una velocidad que
deforma mi cuerpo...
Succionada por su sed, yo: una gota de carne horizontal, que él
se dispone a chupar, sin pudor alguno.
Espera con espasmos, con ira, con sollozos, el momento justo,
enfocado, fatal, de abalanzarse sobre eso y penetrarlo.
Enarbolar ese coágulo de vida, levantarlo como una ofren-
da a su espejo.
Haga lo que haga, él ha decidido amarme, izarme en su soledad
como una bandera santa, sangrienta. Ya me ha condecorado,
condenado con Suamor.
Cómo busca en su cuerpo si cada roce sería una profecía; sus
extremidades como tentáculos traspasarían mis fronteras.
Caer en sus brazos: desbarrancarme por su avidez. Más que
tomarme, atravesarme, hincarme en lo puntiagudo de su
historia, clavarme en su cruz particular, hacerme la virgen
madre de su santuario musculoso.
Devorar algo en mí que todayó le represento, o sea, tenerme,
hacerme suya, hacerme de él.
Él, ser eso que soy.

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