miércoles

Amelia Biagioni (Argentina, 1916-2000)

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Pares

Autorizados o furtivos
se reúnen a veces
en la ingle acolchada de alguna fortaleza.
Muchos dicen y a ratos creen
venir desde los varios
nacientes o ponientes del gran coto.
Pero vienen -como los otros- desde el fondo:
del solo del ego en el circuito cerebral
      -mente comando cuerpo autómata-
y más: vienen del no del universo
               como la arena de la roca,
solitarios
paralelos u opuestos
abrazados por una noche
en la celebración del oficio tenebroso
y en los símbolos del himno ritual.

                   La mariposa va a la red
                   el trino prepara la honda
                   y el rugido aconceja al rifle.
                   Del instinto al espíritu
                   todo cae libremente en la emboscada.

Exponen conmemoran
las trampas las traiciones
                  las bellas agonías y trofeos
los vacíos
cavados en lo sumo de la vida.
Cuidan la ceremonia
su lírica apariencia.

Cuidan el equilibrio
entre el lirismo y la ganancia.
Cantan y pujan
venden y celebran.
Detrás de cada máscara sonriente
fulgura el ojo de la concéntrica legión.

                Del instinto al espíritu
                todo cae libremente en la emboscada.
                El rugido aconceja al rifle
                el trino prepara la honda
                la mariposa va a la red.

                ¡Salúd!
Beben sus largos vasos cruentos.

Y se disponen a cobrar
en las cinco dimensiones del coto
la nueva misma libre presa
tratando de agotar
en su final mirada inagotable
la afirmación la luz la especie.

de: Cinco cereminias de la tiniebla. En: Las cacerías, 1976.
               

Bosque

Mi sombra
mi pasión
mi razón
mi relámpago
me dijeron
que hay en el universo cuatro hambres

Mis hambres
me gritaron
que el universo no se calma con gemidos
sino con actos

Mis actos
me mostraron
que el universo es un oscuro andante bosque
donde todo movimiento es cacería.



León

No importa si la pálida mujer
que en su torre escribe
amontona palabras tibias.

Cuando duerme
de un rojo salto
la arrebato y enciendo
la llevo a su selva
le infundo mi dinastía
y la obligo a reinar,
a avanzar segura y espléndida
a apresar bravamente
las palabras amantes o guerreras
y a desdeñar las otras

de Gestalt. En: Las cacerías, 1976.

1 comentario :

Anónimo dijo...

siempre hay quien aguarda con deseo lo que terminamos de crear, simpre y los habrá. La originalidad la establece el origen de la búsqueda.
Y aunque describan de antojadiza la manera de antologar, hay mucha lectura detrás, mucha

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