Volverá esa mujer de muchos nombres,
su mirada sin ojos.
Ella gritaba ya en los corredores
como un cardumen de violines rabiosos,
de su hermosura
cuando avanzaba yo
por los puentes de mi madre,
desnuda y mínima,
para iniciar el gran error.
(en: De lugares extraños, 1967)
HABITANTE DE LA NADA
Vivo entre piedras,
su forma se me parece.
¿Yo soy una piedra.
un juguete en la tumba de un niño,
una medalla ennegrecida?
Soy más bien un espejo gastado,
una superficie que no refleja,
un rostro impar,
AQUÍ
Clávate, deseo,
en mi costado rabioso
y moja tus pupilas
por mi última muerte.
Aquí la sangre,
aquí el beso roto,
aquí la torpe furia de dios
medrando en mis huesos.
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