Yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia.
Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad.
Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y los hombres.
Te deseo la inteligencia y el ingenio.
Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que nunca envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza.
Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos.
Te deseo fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos
y en el futuro como promesa
donde cabe todo lo que aún no te sucede…
de “Mal de amores”. 1997
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