martes

Anne Carson (Canadá,1950)

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XX. Entonces la puerta del corredor se cierra otra vez y el ruido desaparece

En el esfuerzo que uno hace por hallar su camino entre los contenidos de la memoria
    (insiste Aristóteles) 
es útil el principio de asociación: 
«pasar rápidamente de un punto al siguiente. 
Por ejemplo de leche a blanco, 
de blanco a aire, 
de aire a húmedo,
tras lo cual uno recuerda el otoño en el supuesto de que esté tratando de recordar 
    esa estación».
O suponiendo, 
amable lector,
qué no estés tratando de recordar el otoño sino la libertad, 
un principio de libertad
que existió entre dos personas, pequeño y salvaje,
como son los principios, pero ¿cuáles son aquí las reglas?
Como él dice,
la locura puede ponerse de moda. 
Pasar entonces rápidamente 
de un punto al siguiente, 
Por ejemplo de pezón a duro, 
de duro a cuarto de hotel, 
de cuarto de hotel
a la frase encontrada en una carta que escribió en un taxi el día que se cruzó con
su mujer
que iba caminando
por la otra acera, pero ella no le vio, se dirigía 
-así de ingeniosas son las combinaciones de ese estado de flujo que llamamos
nuestra historia moral acaso no son tan claras casi como las fórmulas matemáticas
salvo que están escritas en el agua-
al juzgado
a presentar los documentos para el divorcio, una frase como 
qué sabor entre tus piernas.
Tras lo cual mediante esta facultad absolutamente divina, la «memoria de las 
    palabras y las cosas»,
uno recuerda 
la libertad.
¿Es eso yo? grita irrumpiendo el alma. 
Almita, pobre animal incierto:
cuidado con este invento «siempre útil para aprender y vivir»
como dice Aristóteles, Aristóteles,
que no tenía marido,
rara vez menciona la belleza
y es probable que de muñeca pasara rápidamente a esclava cuando trataba de
    recordar esposa.


de La belleza del marido. 29 ensayos con tango(Editorial Lumen, España, 2003).





- ... NO ERA el temor al ridículo,
a lo que una vida como una persona roja alada había acostumbrado a Geryon desde temprano
sino esta muda deserción en su propia mente
que lo hacía desesperar. Tal vez estaba loco. En primero de liceo había hecho
un proyecto científico acerca de esta preocupación.
Fue el año que empezó a preguntarse por el ruido que hacían los colores. Las rosas venían a él rugiendo a través del jardín.
Yacía en su cama de noche escuchando la luz plateada de las estrellas chocando contra el mosquitero. La mayoría
de los que entrevistó para el proyecto admitió que no oían
los gritos de las rosas
siendo quemadas vivas en el sol del mediodía. Como caballos, decía Geryon con intención de ayudar, como caballos en la guerra. No, sacudían sus cabezas...
La última página del proyecto
era una fotografía del rosal de su madre bajo la ventana de la cocina.
Cuatro de las rosas estaban prendidas fuego.
Estaban derechas y puras en sus tallos, agarradas a la oscuridad como profetas
y aullando intimidades colosales
Desde el fondo de sus gargantas fusionadas...

de Autobiography of Red: A Novel in Verse. Knopf, 1998 (Autobiografía de rojo, ed. Calamus, México, 2009).


Esa fuerza 

Esa fuerza, madre: excavada. Martillada, encadenada,
ennegrecida, resquebrajada, sollozante, tirada
entre gemidos, martillada, martillando el hocico
para huir de la muerte. Atornillada y maldiciente,
a cucharada limpia y a diente pelado. Cuchillo. In-
sanguinable sobre huesos molidos
esa fuerza, madre,
se detuvo.

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