TIMAREO (1950)
En Timareo no conocemos las letras
y sus escritos
y nadie nos registra en las páginas
de los libros oficiales.
Mi abuelo se enciende en el candor
de su nacimiento
y nombra una cronología envuelta
en los castigos.
(Son muchos los árboles donde habitó
la tortura y vastos los bosques
comprados entre mil muertes).
¡Qué lejos los días, qué distantes
las huidas!
Los parientes navegaron un mar
de posibilidades
lejos de las fatigas solariegas.
Pero no conocemos las letras y sus
destinos y
nos reconocemos en la llegada de un
tiempo de domingos dichosos.
Es lejos de la ciudad y desde el puerto
llamo a todos los hijos
soldados que no regresan,
muchachas arrastradas a cines y bares
de mala muerte.
(La historia no registra
nuestros éxodos, los últimos viajes
aventados desde ríos intranquilos).
De: “Lo que no veo en visiones”
NO POSEO SINO
No poseo sino una canoa y una parcela de arroz en un barrial,
no poseo sino el rumor del río huyendo siempre.
Aquí en Sonapi los tiempos son malos,
Digo malos porque no siempre se come o se bebe.
Entonces pienso si moriré en este lugar.
Los muchachos fieles al pueblo pasan sin verme
y no poseo sino mis ojos que me complacen de día.
Recostada en el puente apunto a la luna,
¿qué debo hacer en esta postura?
Sólo puedo recordar mi nombre cuando los difuntos me silban.
PEROL CON LLAMA AZUL
En el día de San Antonio arde el perol con llama azul
y las libras esterlinas precisan salir de la tierra.
La nación cocama llegó a sus altas tierras
huyendo de los cepos y las calamidades
Ellos traían extrañas imágenes
pero inútil velar con los cuerpos agobiados
Los hombrecitos durmieron cansados
el día tempestuoso de San Antonio
Algunas lunas bastaron para librar el monte
y construir Jibacoa, Casual y Puerto Isabel
Escondidos, allí, desnudaron sus espaldas
mientras enterraban la plata del patrón
Los lamparines del caserío alumbraban secretos
y llamaradas de espanto que el recuerdo olvida
Nadie los vio cuando llegaron
nadie alcanzó sus huellas en las tierras altas
y ocultos entre el barrizal y la playa
navegaron desde barrancos e insomnios insondables
(Las libras esterlinas todavía arden con llama azul)
de “Voces desde la orilla”
Ana Varela. Iquitos, 1963. Fundadora con otros poetas, teatristas y pintores loretanos del Grupo Cultural URCUTUTU de Iquitos. Fue becaria del Programa Aschberg para Artistas de la UNESCO en Mishkenot Sha’ananim, Jerusalén, en 1996 y de la Agencia Española de Cooperación Internacional, AECI, Madrid, en 1998. Sus poemas se publicaron en antologías y revistas del Perú y el extranjero. Ha participado en Recitales de Poesía en el Perú, España, Israel y Cuba. Fue Directora de la Revista Cultural Varadero, Directora de la sección cultural Bubinzana de la Revista Proceso y colaboradora del Semanario Kanatari de Iquitos. En 1991 con su libro “Lo que no veo en visiones” obtuvo el Primer Premio en la V Bienal de Poesía Premio Copé. Trabajó como docente en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana y editó la Revista de Cultura “Hojas de Hierba”. Actualmente radica en California. Poesía: El sol despedazado, Lo que no veo en visiones, Voces desde la orilla, Dama en el escenario.
En Timareo no conocemos las letras
y sus escritos
y nadie nos registra en las páginas
de los libros oficiales.
Mi abuelo se enciende en el candor
de su nacimiento
y nombra una cronología envuelta
en los castigos.
(Son muchos los árboles donde habitó
la tortura y vastos los bosques
comprados entre mil muertes).
¡Qué lejos los días, qué distantes
las huidas!
Los parientes navegaron un mar
de posibilidades
lejos de las fatigas solariegas.
Pero no conocemos las letras y sus
destinos y
nos reconocemos en la llegada de un
tiempo de domingos dichosos.
Es lejos de la ciudad y desde el puerto
llamo a todos los hijos
soldados que no regresan,
muchachas arrastradas a cines y bares
de mala muerte.
(La historia no registra
nuestros éxodos, los últimos viajes
aventados desde ríos intranquilos).
De: “Lo que no veo en visiones”
NO POSEO SINO
No poseo sino una canoa y una parcela de arroz en un barrial,
no poseo sino el rumor del río huyendo siempre.
Aquí en Sonapi los tiempos son malos,
Digo malos porque no siempre se come o se bebe.
Entonces pienso si moriré en este lugar.
Los muchachos fieles al pueblo pasan sin verme
y no poseo sino mis ojos que me complacen de día.
Recostada en el puente apunto a la luna,
¿qué debo hacer en esta postura?
Sólo puedo recordar mi nombre cuando los difuntos me silban.
PEROL CON LLAMA AZUL
En el día de San Antonio arde el perol con llama azul
y las libras esterlinas precisan salir de la tierra.
La nación cocama llegó a sus altas tierras
huyendo de los cepos y las calamidades
Ellos traían extrañas imágenes
pero inútil velar con los cuerpos agobiados
Los hombrecitos durmieron cansados
el día tempestuoso de San Antonio
Algunas lunas bastaron para librar el monte
y construir Jibacoa, Casual y Puerto Isabel
Escondidos, allí, desnudaron sus espaldas
mientras enterraban la plata del patrón
Los lamparines del caserío alumbraban secretos
y llamaradas de espanto que el recuerdo olvida
Nadie los vio cuando llegaron
nadie alcanzó sus huellas en las tierras altas
y ocultos entre el barrizal y la playa
navegaron desde barrancos e insomnios insondables
(Las libras esterlinas todavía arden con llama azul)
de “Voces desde la orilla”
3 comentarios :
Gracias por compartir esta poesía de Ana Varela.
Hay una pequeña errata en esta página. En el primer poema, que debería ser "vastos los bosques" y no "bastos los bosques".
La fotografía de Ana Varela fue tomada cerca del río Nanay en el año 2000.
Para ser más exactos, la foto fue tomada en el río Momon.
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