Nadie lo sabe.
Estoy convertida en mariposa, ave, ala, vuelo. ¿Cómo esperar hasta mañana?. No es el sol, ni el tiempo, ni el milagro, que me ha donado alas sino la mano del hombre que me ha rozado el cuerpo con sus dedos de fuego. El, que además tiene una boca ardida, me ha encajado la loca tentación de ser ala, ave, mariposa y pecado. ¿Cómo esperar hasta mañana para acercarme otra vez a la mano, a la boca?.
Gaby Vallejo
1 comentario :
Muy lindo poema, muy hermosa la foto que pusieron.
Pero el poema se vuelve mas vívido, mas precioso, cuando lo recitas, nunca dejes de hacerlo. Te sale hermoso!!!
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