sábado

Ruth Daigon (Canadá, E.E.U.U.,1923-2010)

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Nombres 

Los domingos por la noche a las siete él
se sienta ante la mesa de la cocina,
coge la manzana más grande del cuenco,
y con algo más viejo que la paciencia
comienza el silencioso ritual de pelarla.
Su cuchillo hace una rápida incisión
al pasado. Estamos sentados igual
que como hace mucho tiempo, esperando
que las manzanas queden peladas, descorazonadas,
rociadas con canela.
Raspa las suaves manchas
haciendo que la fruta quede perfectamente blanca.
Enrollamos cada espiral
en nuestros dedos e inhalamos la fragancia
de los nombres familiares.
Noé, palabras que brotan del
agudo borde de su lengua.
David, nadando lo suficientemente profundo como para ahogarse.
Riva, sonrisas que crujen como pergamino antiguo.
Sonja, Sam, Reuven, Gitl.
Nombres pesados con el viejo tiempo.
Nombres que llaman como pitazos de un tren en la oscuridad.
Nombres que huelen a tierra extraña
donde han estado y se han ido
y que nunca
conoceremos mientras contemplamos a nuestro tío
pelando las capas de nuestras vidas.

RITUAL
La ronda continua del volante
y el trance de conducción hace que todos los caminos
desemboquen en la tumba vacía del cielo.
De lujo en nuestro aislamiento 
crecemos con un apetito por la distancia 
y luego liberarnos de nosotros .
Acariciando la superficie del momento
como probar la rebanada delgada de tiempo
seguimos el ritual de soltar
inhalando el olor de la luz
el sonido de follaje en el viento
y el cerrojo de la medianoche. 

Ritual
The continuous round of the steering wheel
and the trance of driving makes all roads
flow into the empty grave of the sky.
Luxurious in our isolation
we grow an appetite for distance
and release ourselves into what comes next.
Stroking the surface of the moment
tasting the thinnest slice of time
we follow the ritual of leaving
inhaling the odor of light
the sound of leafage in the wind
and the final deadbolt of night.

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