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ALONDRA EN EL SILENCIO


-Alondra


Tuve que sacarte halarte botarte a la orilla


El amor es un cuento de hadas que inventamos las sirenas
aunque paguemos el pecado con alas de fuego


Si Ícaro se quemó por mirar al sol de frente
Yo me sumerjo
Para encarar la verdadera muerte.


Respira
usa el aire que conozco
Huye de mi humedad
Antes de que te atrape esta necesidad
De tener agallas.


-El Silencio


Después de lo que ha pasado
(como en la canción de Tite Curet )
el amor se convierte
en una muerte contínua
muy parecida a un guaguancó
donde el adiós acecha
en cada esquina.


MÓNICA GONTOVNIK (Colombia 1951).
Poeta y bailarina. Ha publicado los siguientes libros: Ojos de ternera (1979). La cicatriz en el ojo (1980). Y tirada temblando miraré el relámpago (1982). Objeto de Deseo (1992) Flor de agua (1993) Pandora parrandera (2.000)




AMOR VIOLETA


El amor me hiere ahí bajo el brazo,
en el hueco que separa las costillas.
Llega a mi corazón por esta vía inclinada.
Yo pongo al amor en el mortero con ceniza
y grano morado y golpeo. Lo macero,
lo hago cataplasma
y lo pongo sobre la herida.


Adélia Prado (Brasil)


*Traducción: Diana Bellesi




Escoriación


Herida que queda, luego del amor, al costado del cuerpo.
Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,
donde la sal duele, y arde el yodo,
que corre todo a lo largo del buque,
que deja pasar la espuma,
que tiene un ojo triste en el centro.
En la actividad de navegar,
como en el ejercicio del amor,
ningún marino, ningún capitán,
ningún armador, ningún amante,
han podido evitar esa suerte de heridas,
escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpo
y la profundidad del mar,
cuya cicatriz no desaparece nunca,
y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones,
de otras travesías. Por el número de escoriaciones
del buque, conocemos la cantidad de sus viajes;
por las escoriaciones de nuestra piel,
cuántas veces hemos amado.


Cristina Peri Rossi (Uruguay,1941) 


::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


Una representación hermosa del amor
Debería volver siempre sobre sí misma
Una y otra vez y otra vez
Y así indefinidamente
Deberían repetirse exactamente
Los mismos gestos
Los mismos movimientos
El mismo ruido de besos
Las mismas ondulaciones
De modo que la reproducción cinematográfica
Sumamente acelerada
De todos estos coitos sucesivos
En pequeños rectángulos situados
Encima de las mesas y sobre las paredes
Pudiera servir de instrumento regulador
De la marcha del tiempo
Y ser denominado
Reloj de amor.


María Isabel Vargas Arango, es colombiana, nacida en Bogotá. Fue durante muchos años la propietaria de la librería Quimera Libros, dónde sólo comercializaba literatura, ensayo literario, y poesía. Hacia 1990 fue subdirectora de la Biblioteca Nacional de Colombia con sede en Bogotá. En 1994, también en Bogotá, inaugura una nueva librería llamada Morada al Sur (como el gran poema de Aurelio Arturo), que siguió en la misma línea de Quimera. Ha sido agente literaria para América Latina. Ha trabajado para varias revistas culturales como traductora, especialmente traducciones de poesía francesa. Estudió filosofía y letras, en la Universidad Nacional. En este momento está radicada en Buenos Aires, Argentina, dedicada a escribir una novela. Dictó con el poeta chileno Gonzalo Millán varios talleres de autobiografía y de traducción.




¨querido mío
a pesar de eso
todo sigue igual
el cosquilleo filosófico después de la ducha
el café frío el cigarrillo amargo el Cieno Verde
en el Montecarlo
sigue apta para todos la vida perdurable
intacta la estupidez de las nubes
intacta la obscenidad de los geranios
intacta la vergüenza del ajo
los gorrioncitos cagándose divinamente en pleno cielo
de abril
Mandrake criando conejos en algún círculo
del infierno
y siempre la patita de cangrejo atrapada
en la trampa del ser
o del no ser
o de no quiero esto sino lo otro
tú sabes
esas cosas que nos suceden
y que deben olvidarse para que existan
verbigracia la mano con alas
y sin mano
la historia del canguro -aquella de la bolsa o la vida-
o la del capitán encerrado en la botella
para sIempre vacía
y el vientre vacío pero con alas
y sin vientre
tú sabes
la pasión la obsesión
la poesía la prosa
el sexo el éxito
o viceversa
el vacío congénito
el huevecillo moteado
entre millones y millones de huevecillos moteados
tú y yo
you and me
toi et moi
tea for two en la inmensidad del silencio
en el mar intemporal
en el horizonte de la historia¨


Blanca Varela (Perú)
(fragmento)




¨Yo te confieso ahora, mientras estoy aquí,


mientras aún me anuncias o me sigues (...)


que quien quiera que seas no querría perderte entre otras sombras.


No me dejes entonces nunca a solas con mi desconocida:


no me dejes conmigo¨                           Olga Orozco (Argentina)
(Fragmento)


Nos mirábamos uno al otro


Sí, nos mirábamos uno al otro
Sí, nos conocíamos muy bien
Sí, habíamos hecho el amor muchas veces
Sí, habíamos escuchado música juntos
Sí, habíamos ido juntos al mar
Sí, habíamos comido y cocinado juntos
Sí, habíamos reído a menudo día y noche
Sí, luchado contra la violencia y conocimos la violencia
Sí, odiamos la opresión interior y exterior
Sí, aquel día nos mirábamos
Sí, vimos la luz del sol derramándose
Sí, la esquina de la mesa estaba entre nosotros
Sí, había pan y flores en la mesa
Sí, cada ojo vio los ojos del otro
Sí, cada boca vio la boca del otro
Sí, cada pecho mirándose en el pecho del otro
Sí, todo nuestro cuerpo mirándose en el otro
Sí, estaba empezando en cada uno
Sí, arrojaba olas a través de nuestras vidas
Sí, los latidos tornáronse muy fuertes
Sí, la pulsación se hizo delicada
Sí, el celo el deseo
Sí, la culminación el placer
Sí, fue pleno para ambos
Sí, nos mirábamos uno al otro


*poema de Poetas americanas (selección de Reynaldo Jiménez, versión de Diana Bellessi).


Muriel Rukeyser (1913-1980): Autora neoyorquina, documentalista, cronista en la Guerra Civil Española, periodista, traductora y activista política. Escribió más de una docena de libros de poesía, y prosa. Tiene uno hecho a medias con Octavio Paz. Participó de varias antologías; hay recopilaciones de sus textos.


MADERA


En la pasión
el frío llega
a ser fuego.
Hay ese instinto
fatal
de amar en otro
lo que se odia
en uno:
el otro
que ha quedado
como una sensación
de cometer distancia.
No hay fuego
sino ese solo fuego
alimentado
como lejos
del propio corazón
que cree en la pasión
todo se funde.
Lo que estaba separado
se vuelve a separar,
calado
en lo calado
a comprobar
que se era de la alquimia
la resaca.
El alcohol,
las hojas secas
no son, por devorados,
una hoguera.
Sin embargo la llama
no enciende
con todo lo que encuentra
sino con lo que puede
transmutar.
Hace falta un lugar
donde sentirse
llegando.
Se recorre un amor
o se atraviesa.
Se está
y cada uno habla
de lo que cree
que le pasa.
Y es que le pasa
porque lo dice.
O porque lo cree.
Ese instinto
de odiar en otro
lo que se ama
en uno:
El fuego es animal
que no se caza
sino con el vacío.


Susana Villalba (Argentina)



¨No hay nada bueno que empiece por ser una herida¨ L.G.H.


Y entonces darnos una franja que es boca
En el amor ruega fuera de si.
Entre las amigas silva, displicente o astuta, otra vez en
su centro. Siempre conserva su naturaleza de pez de
las profundidades
escamas que son pálidas y rojas se doblan en una cúpula
cercana
su saliva es antigua, tan distante como el agua de un pozo
esa franja no da bienes
ni posee ideas adecuadas acerca del cloro
y sus efectos sobre los zapatos de altos tacos de gamuza.
Mastica la comisura de aceites limpios por todo alimento


¿qué pedir si la lengua es otra sábana retorcida para escapar del cautiverio?
¿qué pedir con los dientes probando el borde de la copa?
una mentira
que acerque el quejido a la respiración
boca de los débiles
un humo que sostenga la sospecha entre los labios
boca de mujeres fastidiosas
parecida en todo a la verdad.


LEONOR GARCÍA HERNANDO (Argentina-Tucumán,1955-2001)
Integró el consejo de redacción de la revista Mascaró. Publicó los libros de poesía "Mudanzas" (1974), "Negras ropas de mujer" (1987), "La enagua cuelga de un clavo en la pared" (1994), "Tangos del orfelinato/Tangos del asesinato" (1999) y "El cansancio de los materiales" en el 2001, del que llegó a ver los primeros ejemplares dos semanas antes de morir y que será presentado en breve.
Gran recitadora de su poesía, su última lectura pública fue el 22 de marzo de 2001 en la Universidad de las Madres, pocos días antes de su muerte.




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