El padre mira
su reflejo en el vidrio:
toda la luz que cae
fuera de su sombra
no es su imagen,
no es su hijo
que está detrás del vidrio
jugando a que no existe:
-¡Mirá, papá,
no existo! y si viajara
más rápido que la velocidad de la luz
tu mirada no me alcanzaría nunca
y yo sería
entonces
como una estrella que está fuera del espacio
-dice
el hijo-
como una estrella que está fuera del espacio.
El futuro, mamá,
me daba vértigo:
tanto que ser
me cansa todavía
sigo tratando
de descansar
de tantas y tantas
posibilidades
en lo imposible
yo me detengo
con reverencia
alguien llévese
este fracaso
mío no es
más que la ruina
sin trascendencia,
bella en sí.
En: BENGALA
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