Hablar de los poemas, del sentido que tiene la búsqueda
inicial, me remite al silencio a la androginia y a una extraña
complicidad con el verde. Al goce que otorgan las palabras
abiertas a cópula y narciso -ya no en una violenta introspección,
sino en la suavidad transitoria del viaje- Soñar desde los árboles
sin intentar metáforas que se hundan en la tierra o eleven el follaje:
hablar sólo del verde y su estancia en el ser
Hoy
digo a este aliento
te abrazaré en mi pupila
te nombraré en el hueco vacío y
húmedo
de mi pecho enconado
subiendo desde la raíz
mi savia licuará
todo rencor
apretado
por tanto tiempo
en la maraña del pelo
al borde de ese vértigo
caminaré por el filo
de tu mirada blanca
bajo la lluvia
tenue
de este cardumen
blanco
pronto a saltar de mi boca
(pero
¿habrás
colgado
la
flora
delante
de
mis
ojos?)
me detendré en los peces
en el instante
en
que
el
aire
desmadejó
su sonrisa
en el temblor de mi
labio
De Narciso y Los árboles
inicial, me remite al silencio a la androginia y a una extraña
complicidad con el verde. Al goce que otorgan las palabras
abiertas a cópula y narciso -ya no en una violenta introspección,
sino en la suavidad transitoria del viaje- Soñar desde los árboles
sin intentar metáforas que se hundan en la tierra o eleven el follaje:
hablar sólo del verde y su estancia en el ser
Hoy
digo a este aliento
te abrazaré en mi pupila
te nombraré en el hueco vacío y
húmedo
de mi pecho enconado
subiendo desde la raíz
mi savia licuará
todo rencor
apretado
por tanto tiempo
en la maraña del pelo
al borde de ese vértigo
caminaré por el filo
de tu mirada blanca
bajo la lluvia
tenue
de este cardumen
blanco
pronto a saltar de mi boca
(pero
¿habrás
colgado
la
flora
delante
de
mis
ojos?)
me detendré en los peces
en el instante
en
que
el
aire
desmadejó
su sonrisa
en el temblor de mi
labio
De Narciso y Los árboles
No hay comentarios. :
Publicar un comentario