viernes

Samanta Rodríguez [Necochea, Argentina, 1982]

Pin It

Llámame, corazón, a tu fuego increado.
Llámame a mi patíbulo. Que estoy presto a morirme,
en defensa de todo lo que nunca mi lengua
pudo decir del viento de mi niñez perdida.
Gonzalo Rojas


El campo de batalla
Hoy es toda la vida después de la casa y sus pozos ciegos, de las ventanas con cortinas de esterilla. La casa chorizo donde las puertas se abrían en sucesivo, con la permanencia mágica e irritante del dominó que no se cae. La casa donde se hilvanaba el Big Channel chupete redondo ultra color con un noticiero que mostraba la guerra. Mamá, ¿eso es una guerra? ¿Por qué hay sol si es una guerra? Mamá se ponía la mano en el pecho como cubriéndose de la balacera, con los ojos fijos en la pantalla. Callate un poco y no cambies de canal. Y yo, susurrante: No tenemos el control, lo tiraste al piso, una tarde cuando te enojaste, para no darnos un sopapo con la misma mano de atajar balas. Y ella: Si hay guerra siempre es de noche, andá al patio a jugar con barro. El barro de entender me llevó años de amasado, es que la pantalla mostraba una big guerra en other patria, y no la guerra del año en que nací. Te estoy diciendo que me parieron, con dolor, el mismo mediodía en que mi patria se tragó congelados a todos esos chicos, que hubiesen crecido para dejarse el pelo largo como mi primo el más grande. Si no los tiraban allá, en el culo del mundo. No digas malas palabras. ¿Guerra es mala palabra? No, culo es mala palabra. 


En una familia de héroes
muertos en gestas invisibles
la tela descendiente se hilvana
con secuelas:

los hijos varones        se vuelven
locos desterrados o inventores
las hijas mujeres       se salen
enamoradas lluvia ácida o poetas

Entre las madres antiguas y las niñas pujantes
la simetría se traza
peligrosamente
solidaria

Insoportable.


En: La cruz al sur, inédito, 2012.

No hay comentarios. :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...