miércoles

Nadia Prado (Chile, 1966)

Pin It

Erika Kuhn



Las palabras me recogen con una cuerda que ata mi cuello

y me hacen caminar, y luego dicen que yo dije viaje.





Un gran lago son las palabras todas juntas,
a la orilla la memoria que merodea el antes,
del otro lado veo borrosa una rama que se mece tan incierta como yo.
La ciudad grita de horror, mientras tanto,
cierro los ojos y simulo no temer a nada.
Me robas las imágenes que no alcanzo a ver si existen

…..o se ausentaron,
pero yo, es cierto, no sé quién soy.

Me arrullo en el canto de las letras que imagino,
en lo alto las estrellas pasan las noches,
el lago detiene su paso hacia el fondo,
pero yo no tengo que mirar desde esta distancia,
es verdad, si miro hacia arriba están quietas,
pero abajo se mueven como si el lago las meciera.
La naturaleza grita en su fragilidad,
cuando el lago cambia las estrellas por cientos de cuerpos agónicos,
boca arriba la noche,
boca abajo se comían las estrellas antes del fin.

Yo de este lado,
pequeña e ignorante,
veía que las estrellas salían de sus ojos y volvían al cielo,
brillaban como si estuvieran diciendo algo,
como bocas que se abren y cierran,
como si hablaran,
como si gritaran,
como si la lengua titilara de espasmo y dolor.

A lo largo de los años, dejé de creer que las estrellas son sólo belleza.
Si les doy un tiro apuesto a que sangran y dicen
un aullido que también el lago conoce.
Cuántas cosas podría decir el paisaje,
si lo camino hablas,
si caigo en él y mi oreja queda durmiendo cara a cara en la tierra
puedo oír que alguien ríe,
y luego un llanto que traspasa como un rayo que va a dar al cielo,
el cielo se une con el aire,
se une con la tierra,
se une con lo que ella guarda.
El disparo dio en el cuerpo y perforó el agua,
allá abajo todavía se escucha
el fondo de un corazón que no quiso hundirse.




La contienda del yo, que rociado de su yo vuelve vacío
a construir una pequeña casa donde vivir anónimamente
para hacer sus únicas y silenciosas palabras.


Un pájaro vuela, yo vuelo.
Yo no puedo volar.



Los ojos son ambiciosos, atrapan vanas imágenes. La dicha es como estocada, duele al entrar y al salir.
Enterada de aquella totalidad e imperfecta golpeo las letras en el abecedario. Como un pétalo, un cuchillo, como un laberinto que mis dedos recorren, como el desierto, como la nieve.
Los granizos de imágenes rompen mi cabeza.
Todavía algo azota en mí. No sé si se golpean las palabras entre ellas o en mi contra. Como pétalos que deshace mi mano, destructora y generosa, abierta y cerrada, tijereteo la historia, aminorada y sobreviviente, intento horas certeras sobre el terruño que se adiestra.Vivo, como si nada, más, bebo aire, respiro agua, precipitándome errada a gastar mi existencia, que aunque se proteja del placer eufórica dice lo que ve como si fuera a quedar ciega, como si la cobardía de extender su insignificante vida le diera felicidad.Como si yo misma fuese tiempo en el girar de la cabeza, nunca deja de sospechar de aquellos que someten su pobre vida.
Tu cara se repite y yo la veo como quiero. Se repite entre millones de cosas que he visto tan solo una vez, pero millares de veces las he visto como imagen que se arraiga en mi recuerdo, aunque a veces se apague, perdido y sacrificado, humillado y roto, aunque el orgullo sólo sea posible en aquellos en que la humillación nunca pudo lograr éxito.El verano es un agujero que sangra y deja anegada a la tierra, el invierno es el cielo que llora, o la sangre del universo estrellado, el sol y la luna son el alma y el cuerpo del cielo, o el ojo y el corazón del universo, porque ojo es frío y tenso y el corazón ardiente y voluptuoso.
Desde la montaña miro la doméstica naturaleza, arriba el silencio y la indiferencia del viento que viaja y ríe de nuestras patas ancladas a la estabilidad de la ciudad que sucumbe.

de © Copyright

No hay comentarios. :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...