Ahora seré atleta, atleta atónita, de las que saltan
obstáculos pero piensan insidiosamente en la respiración,
desmintiendo lo que muere en cada aliento.
Lo que muere.
Estoy muriendo, dice ella despacio,
los ojos fijos hacia arriba. Mírame,
le he ordenado. No te vayas así.
Mi vida se cerró dos veces
antes de cerrarse. Lo sé,
aquella planta
crece de un modo tortuoso.
Hay retornos, ella ha respondido.
Los almendros caen en el lago.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario