domingo

Yolanda Pantin(Venezuela, 1954)

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EL CIELO DE PARIS

El cadáver es el estado final del sufrimiento
-Peter Handke-


I



Abril es el mes más cruel

y

los peores poetas
escribimos en primera persona
versos que no importan a nadie

(Escribe: el mundo)

El mundo es el ombligo

Abrir
abrir la carne
(ver)
soñar con la ciudad
de la infancia
el país de la primera edad
en las faldas de la madre
ciudad arqueada
que a los quince años
ya era imposible

pregunté al otro
al que apaga la luz al carnicero
qué ha sucedido
por qué estamos a oscuras


Herir


herir muy bajo

cortar
abrir la carne

árboles en flor
al pie de la muralla

santa catedral

luces de neón
del cielo
de París
en primavera

No he visto nevar
palabra blanca de la tierra

¿Cuáles son las raíces que se aferran
qué ramas crecen
de esta pétrea basura?

hijo de hombre

hablaré la lengua de mi madre en los sueños

nada me consuela

crines
curvaturas
brillo
de la luz
sobre el cuerpo
del niño
de pie
en la empalizada
trenzas
caballos
cielo de enero
nunca
tan claro
bosque
de luz
hasta la casa



ciudad
fierro

verla
con tus ojos

ser

dolorosamente

helados

Utero rojizo
(escribe: lo has leído)

Sin lengua
sin palabra

dejar al perro
mear sobre la acera
sagrada
del cielo de París

Mojarse mis cabellos
asida de la mano

no me perderé

¿Es esta la tierra que te habían prometido?

Escucha

los jardines
perfectas hileras
de árboles sin sombra

¿Qué sentido tiene la roja marea?

fétidas aguas
del río que abraza
la ciudad de piedra

ruinas
pestilencia

cúpula de hierro

es un sueño estás sola
no hay otro
la luz no existe

No hay leche para ti
ni sal ni agua

hijo de hombre

guárdate
debajo de la roca


(sólo hay sombra bajo esta roca púrpura)

sorda a los oídos
sádicos del cielo

cava
de las siete palabras

polvo y silencio

abre la puerta que conduce al infierno
dorado de tu cuerpo

Aquí no hay nadie

aquí hay alguien que llama
desde un jardín de piedra

lago

de la espalda

rubios cabellos

ir
dejarse ir

mecerse en el cielo
negro de la boca

ellas tocan sus delicados relojes
una a la vez
ellas bailan con el laúd
dos a la vez
ellas son tan tiernas como musgo de pantano

solo a la vez



ir
dejarse ir

abrir los ojos

oír

mira: cómo acabo

el nudo se deshace




II




Música
en el cielo
en los oídos

en la piel del antebrazo

dormiremos esta noche
roja de la sangre

sed

todo ha muerto




III


Ver
volver
abrir
abrir la carne

Visiones que la muerte
lleva en el cadáver
sordo a su quejido
abrir
abrir la reja
(Sal: esta es la luz)

El niño juega en la caja de piedra

gárgolas
puertas del cielo

sólo de tu mano
no tengo miedo

Cielo de neón
haces de luz
en las barcazas
sombra de la mole
catedral de la ciudad

Isla de Francia

solo del cielo
sombradura

Puentes abadías
precipicios del Arte Universal

música del cielo de París
a orillas del Sena

El niño danza en la caja de piedra

labio que ha cerrado
su boca en el oído

ni luz ni oscuridad
sólo la sombra

áspera del hierro

El hombre bebe la inmundicia de las aguas

trae una sed de siglos en los belfos
una sed fría, en punta, que ara cauces
en el sueño moroso de la tierra


cuerpo henchido
saciado
besado

fango del Leteo

Copas de los árboles
simétrica belleza
veleros en el lago
del jardín de Luxemburgo

Atiende a tu promesa

cielo negro sin oído

ciudad
luz
belleza

santa perra

música del cielo
El hombre que ha sufrido
bebe de sí mismo

se ahoga en la corriente
turbia de las aguas

hasta el cuello

Soy: ahora me pierdo

Cúpula cobalto
cielo de Francia
llorar
irse muy lejos

Techos de pizarra
espejos
donde el hambre se devora
saciados
no

gélido silencio sin color

liquidez en la que se puede hundir la mano fascinada

Faros del auto
luz del cielo
cobalto
de París
en primavera

la nube en el ojo de la dama

ciega
frente al bosque
respirando
(cortar: abrir la carne)

El niño canta en la caja de piedra

llora
esta noche
campo del espejo
quebrado
en el desierto

abre, por favor, la puerta

Dormía en los fangales
al sol
con los caballos

Nadie escucha lo que dices
nadie sabe
(matar: ser la tiniebla)

No
no hemos llegado

pienso en alas en fuego en música
pero no
no es eso lo que temo

túneles de miedo

dejarte en las palabras
decir

¿Tiene usted un vaso con agua?

tenedlo ahí, sobre la mesa, inútil

abstinencia angustiosa
que presume el dolor y no lo crea
que escucha ya en la estepa de sus tímpanos
retumbar el gemido del lenguaje
y no lo emite

Volviéndome
entera
contemplo
la ciudad

final
tiniebla

Yo era la pequeña
moría en los rosales

La hoja la muralla

hiere la mano
filosa del sueño

(cortar: abrir la carne)

cielo de París
cielo helado

la música está
en ninguna parte

Aquí no hay nadie

El cadáver se sacia en su florero

Cúpula cobalto
luz del cielo
de Francia
en primavera

Llora
en sus rodillas

reclina la frente contra el mármol

que ella te consuele

La flor saciada en su florero
diría

duerme en paz

eso
era todo



IV




París, 20 de abril de 1988


Tomamos el barco en le square du Vert Galant
Antes habíamos contemplado
a los enamorados la orilla del Sena
En el oscuro parque abierto al deseo
la ciudad se divisaba
como extraída de una tarjeta postal
Tú tenías sueño
A pesar de ello querías mostrarme
no sé qué cosa de París desde el río
Ruidosos turistas italianos
muchachos de cabellos largos
jóvenes
mal vestido
sin conciencia de ser extranjeros
tomaron el Bateau Mouche
ante la mirada indiferente del capitán
y de la mujer de falda roja
quien al tomar el micrófono saludó
Bienvenidos a bordo
El barco viró hacia el Oeste frente al Louvre
Mientras la joven desgranaba la historia
repetida una y mil veces
(The history of The Louvre is long and complicated)
un potente reflector haces de luz desde la barcaza
extraían de la noche la notable arquitectura de éste
y de otros monumentos
"A droite" "a gauche"
narraba la voz metálica de la guía
relatos en dos idiomas que nadie escuchaba
Tú dormías
Arriba en lo alto del bote al aire libre
a pesar del frío
-helada primavera-
los turistas festejaban el paseo
con sordos comentarios carcajadas
y balabas de su tierra natal
Uno a uno dejábamos atrás
puentes cúpulas jardines
estela de voces
ruido no palabras

sur le Cours-la- Reine la France de l’époque romaine
de Lenoir la France moderne de Michel sur l’Esplanade
des Invalides la France de la renaissance de Couton el la
France de Louis XIV de Marqueste


La luz indiscreta proveniente del bote
cegó por un momento a los circunspectos comensales que cenaban
a bordo de un restaurante flotante
Al cruzar el puente del Alma
la torre Eiffel fue recibida con pequeños gritos
flashes de cámaras automáticas
misterio en fin de un momento inolvidable
que jamás será revelado
ni en ésta ni en otra fotografía
El capitán maniobró con fastidio
rumbo al lugar de donde habíamos partido
Durante un largo trecho no hubo nada qué iluminar
-ni qué fotografiar-
Tú recostaste la cabeza sobre mi hombro
y yo recordé a la niña que no había conocido
en algún lugar del Barrio Latino
decidida a perderse en las aguas del Sena
cuando un negro le ofreció de beber
y trató de animarla al mostrarle
el lugar donde escondía
en uno de los muros de Saint Julian le Pauvre
haschís heroína
No tenía por qué hacerlo
y ella no tenía por qué matarse
El ruido del motor
le otorgaba intimidad a este espacio
donde hombres y mujeres bostezaban
cansados de una jornada que no excluía
la cháchara banal
la confusa sucesión de imágenes
que luego serán olvidadas
Sucedió de improvisto
Un haz de luz azul giraba en lo alto de un automóvil
extrañamente aparcado en el quai D’Orsay
cerca del museo donde quise llevarte
para que vieras a la ciudad
a través de uno de los relojes de la antigua estación
El barco avanzaba penosamente
ciego a la visión
el capitán la joven guía
los turistas italianos en lo alto del bote
guardaron silencio
cuando un grupo de gendarmes
-la luz azul
girando muda-
extraía del río el pesado cuerpo de un hombre
Te dije: mira
El barco se deslizaba indiferente
ante las torres de La Conserjería

on vous montre les fenetres de l’ancienne
prison des femmes sous la terreur

Tú señalaste el espíritu de Dios
en la caja de piedra
la emoción en ruinas de un poema de Cernuda
El barco continuó su marcha irreversible
hacia lo lejos, más, hacia la flor sin nombre
los días en las láminas los versos las palabras
ciudad arqueada que a los quince años
ya era imposible
Gracia de los cuerpos
puentes abadías
precipicios del Arte Universal
a orillas del Sena
la voz metálica de la guía
anunció a la izquierda
la mole de la Santa Catedral de la Ciudad
bella
peor
bajo los faros
y los flashes de las cámaras automáticas

abrió su corazón de piedra
la gárgola el cielo



Noviembre 1988-Febrero 1989

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