Argumentos de arena
No deberíamos amar nada que pase.
Nada que nos mate un poco
cuando sus signos mueran.
Es decir, nada que ría.
Nada que tiemble o se conmueva.
Nada que florezca para luego marchitarse,
de buenas a primeras.
Nada vivo, si apuramos conclusiones:
Duele tanto ver cómo lo que amamos
se deshace en nuestras manos vencido por el tiempo.
Es más,
no deberíamos amar, si lo pensamos.
Pero no lo pensemos.
Hoy no, al menos.
Naïve
Besarte
al pie de todos los faroles
de todas las esquinas
de todas las ciudades
en todos los idiomas
con besos de melón, naranja y lluvia
y luz de mediodía en la mirada
cómo si sólo muérdago
llevara nuestra sangre,
quisiera.
de Riesgos de la noche, Alción, 2001
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