Voyeurs
Me gusta cuando inclina la cabeza sobre la rodilla y deja caer su cabellera hacia delante. Cuando cambia de pierna sin modificar la flexión del empeine, y estira el brazo para tomar el filo y acariciar el muslo, quitando con una toalla el jabón. La manera en que moja el tisú y golpetea suavemente la superficie afeitada. La lentitud con que se acaricia el vientre y se desabotona la blusa blanca y se mece, al vaivén de los pies sobre el rodillo chino. El roce de sus muslos cuando se incorpora y busca en el ropero la percha con el vestido granate. La sutileza de los dedos cuando vuelca las dos gotas de perfume detrás de las orejas. El giro de su escote. Su figura quieta hasta que el timbre que no escucho suena. La caminata hacia la puerta. Su quietud nueva. La tristeza que adivino cuando los pasos se alejan. Su valija al pie de la escalera. Mis flores secas. El reflejo de las primeras luces de neón sobre nuestra calle.
Stripper
Se saca el velo el antifaz la máscara astringente
se saca hasta la última partícula de rimmel
las pestañas postizas
después de haber lavado el rastro de la noche
en la mejilla con jabón de aloe
se saca las argollas que penden
los polvos cubreojeras se saca
la línea de una lágrima que de tanto frotar cae
sin ruido
sobre el labio
los invisibles la vincha el rodete
el moño el pelo fruncido
sobre la manta con arabescos de la India
se saca del bretel la hombrera
la blusa
los broches las ligas las puntillas la malla fina y clara
se saca los zapatos taco aguja de apenas un tono
más subido que las medias
la tobillera de perlas
se saca una a una las pulseras
en primer lugar la esclava que le regaló su abuela
el reloj diminuto su joya preferida
el anillo con la piedra negra
el de plata la alianza
la pintura de uñas
se saca la cutícula la crema la humedad de las axilas
con la gasa empapada de colonia cítrica
la bombacha con puntillas
se saca
el rouge con papel tisú
frente al espejo del baño
y de la pupila la sombra que le da la espalda
se saca
el sueño con la mano
la mueca del torso
la sonrisa
se saca un exabrupto agazapado contra el conejo de la suerte y los refranes y la melancolía de la infancia
que guarda el frasco de mermelada oscura
del lado de adentro su maravilla sin sorpresas
se saca ese sabor
y el cepo
que ha trancado la puerta
el olor de la moquette el asombro del guardia
bajo la luna nueva
se saca del revés la cantinela
frota el vidrio se saca
la vergüenza
abre los brazos
al color del agua
sin contar hasta tres
se saca el grito
los huesos de la columna adhieren al filo de la proa
lunar al viento la brújula
de los marineros
y de sus extravíos el sexo oculto en las escamas
se saca la memoria
se limpia de urbanismo
salobre hiel
la mirada.
Me gusta cuando inclina la cabeza sobre la rodilla y deja caer su cabellera hacia delante. Cuando cambia de pierna sin modificar la flexión del empeine, y estira el brazo para tomar el filo y acariciar el muslo, quitando con una toalla el jabón. La manera en que moja el tisú y golpetea suavemente la superficie afeitada. La lentitud con que se acaricia el vientre y se desabotona la blusa blanca y se mece, al vaivén de los pies sobre el rodillo chino. El roce de sus muslos cuando se incorpora y busca en el ropero la percha con el vestido granate. La sutileza de los dedos cuando vuelca las dos gotas de perfume detrás de las orejas. El giro de su escote. Su figura quieta hasta que el timbre que no escucho suena. La caminata hacia la puerta. Su quietud nueva. La tristeza que adivino cuando los pasos se alejan. Su valija al pie de la escalera. Mis flores secas. El reflejo de las primeras luces de neón sobre nuestra calle.
Stripper
Se saca el velo el antifaz la máscara astringente
se saca hasta la última partícula de rimmel
las pestañas postizas
después de haber lavado el rastro de la noche
en la mejilla con jabón de aloe
se saca las argollas que penden
los polvos cubreojeras se saca
la línea de una lágrima que de tanto frotar cae
sin ruido
sobre el labio
los invisibles la vincha el rodete
el moño el pelo fruncido
sobre la manta con arabescos de la India
se saca del bretel la hombrera
la blusa
los broches las ligas las puntillas la malla fina y clara
se saca los zapatos taco aguja de apenas un tono
más subido que las medias
la tobillera de perlas
se saca una a una las pulseras
en primer lugar la esclava que le regaló su abuela
el reloj diminuto su joya preferida
el anillo con la piedra negra
el de plata la alianza
la pintura de uñas
se saca la cutícula la crema la humedad de las axilas
con la gasa empapada de colonia cítrica
la bombacha con puntillas
se saca
el rouge con papel tisú
frente al espejo del baño
y de la pupila la sombra que le da la espalda
se saca
el sueño con la mano
la mueca del torso
la sonrisa
se saca un exabrupto agazapado contra el conejo de la suerte y los refranes y la melancolía de la infancia
que guarda el frasco de mermelada oscura
del lado de adentro su maravilla sin sorpresas
se saca ese sabor
y el cepo
que ha trancado la puerta
el olor de la moquette el asombro del guardia
bajo la luna nueva
se saca del revés la cantinela
frota el vidrio se saca
la vergüenza
abre los brazos
al color del agua
sin contar hasta tres
se saca el grito
los huesos de la columna adhieren al filo de la proa
lunar al viento la brújula
de los marineros
y de sus extravíos el sexo oculto en las escamas
se saca la memoria
se limpia de urbanismo
salobre hiel
la mirada.
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