El cuerpo no pesa lo suficiente sobre el colchón
y el deseo de dormir se diluye
en el deseo de todo. Este hartazgo
no se puede glosar.
Ni siquiera es hartazgo.
Para que el cuerpo logre algún reposo
la mente tiene que salir al aire gélido
en estampida, pero estampida silenciosa
como todo lo iluminado por la luna.
de Lluvias, Editorial Bajo la luna, Buenos Aires, 2009
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