Jacarandas entretejen el viento
en esta ciudad de muerte.
Jacarandas anidan el viento
en esta ciudad de amor.
Bajo tus orquestales ramas
un raído árbol cosecha
el hongo de mi hueso.
Adentro de ese hueso retumba el eco
de tu promesa. Ni el viento,
ni el aire que respiramos,
solo a lo largo del camino
las Jacarandas lamentan.
Amor, constante más allá de la muerte.
Muerte, constante mas allá del amor.
Ni el viento,
ni el agua que bebemos,
Jacarandas transforman
el oscuro camino
en las lágrimas moradas del verano.
Teje este llanto
por mí. Sé constante más allá
del amor y de la muerte.
Jacaranda, refresca
mis ojos, perfora mis oídos.
Inunda mi nariz
en tu bálsamo púrpura.
Deja que el violeta vino
de tus noches desborde
las desaguadas consonantes
que se agrietan en mi lengua.
Deja que mis manos te alcancen,
oh tu aterciopelado roce venda mi sueño,
ay tu desértica caricia
apunta hacia arriba sus raíces
y sin embargo,
mi agua no sacia tu sed y todavía,
tu fuego no fermenta
tu tierra en mis manos.
Al ritmo de este viento
que restriega tus hojas voy rondando.
Al ritmo de tus hojas yo perezco.
Jacaranda llora por mí que yo nunca
quise saber como.
Yo lamentaré por ti
en el desierto de mi ojo.
Jacarandas sacuden
el viento en esta ciudad de muerte.
Jacarandas
mitigan el viento
en esta ciudad de amor.
A lo largo del camino
las jacarandas lamentan.
Ha publicado los libros de poemas: Traigo como arena en los ojos un poema inmenso; Suave y lento y Razones de la señora bien y veinte poemas bastardos. Actualmente reside en la ciudad de Los Ángeles. Ha publicado nueve libros de poesía. Dirige la Editorial The Golden Frog Press, la Revista de Poesía Morada al Sur y coordina proyectos y publicaciones para la Poetry Society of America en Los Ángeles. Sus poemas han aparecido en diversas revistas y publicaciones de Colombia y Estados Unidos. Recientemente recibió el Premio Gastón Baquero de Poesía.
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