"Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido,
porque ¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?"
OLGA OROZCO
MUJER EN VOZ/ MUJER DE PALABRA/ MUJERES DE TINTA
domingo
jueves
Poemas de GEOLOGÍA (2001) de CLAUDIA MASIN (Chaco, Argentina, 1972)
el mar
-Estaríamos en el Caribe -piensa- si no fuera
por las calles polvorientas y la ausencia
rotunda del océano. ¿Hay consuelo
para pérdidas tan sutiles? La marea
constante de la tierra la aturde dulcemente.
El agua misma no sabría ser tan dulce.
Hay en la tarde un rumor de hojas,
un anuncio del verano por llegar,
ella se sienta a mirar pasar el aire denso
mientras tiembla, su propio cuerpo un sismógrafo
que capta como nadie la belleza
del oleaje subterráneo, la paciente
construcción de la falla.
la red
Los movimientos de las mujeres parecen
a los ojos de ciertas niñas, una proeza:
salto perfecto de gimnasta en el vacío
de la pista, cuerpo que se arquea para ser
belleza. Siempre hay otra que mira
los artificios de las piernas y las manos,
esa manera de ocupar un espacio fugaz
como si fuera eterno.
Algunas tienen cuerpo, y otras cuentan.
hans
a Susana Villalba
Vas a tomar de las palabras lo que pueda servirte para decir
de las formas impronunciables que adopta la tristeza.
¿Qué es lo que quisieras decir? Tal vez que por las noches
salías a ver cómo se formaba la tormenta,
y la electricidad del aire te capturaba como un halo
dentro del cual te convertías también en pura radiación,
en pura espera decidida, tensa. O que la primera
vez que te quedaste a solas con el aguacero pensaste
"no se cae la noche por ser tan hermosa",
pero sin embrago temblaste, capturada
por esa forma insólita de la pasión que es el miedo.
Mirabas las ramas torcerse bajo el peso invisible
del viento, la violencia del agua arrancando las hojas,
el jardín expuesto en su desnudez. Un paisaje hecho
para el sol no resiste la visita de la noche. ¿Cómo
diferenciar desastre de belleza? Si es tan similar
la devastación que ambos dejan detrás, el desconsuelo
que provocan al irse, si alguna vez han estado
cerca nuestro.
Eras, en la oscuridad de la tormenta, como una exploradora
que ha extraviado la brújula y espera, en la completa
soledad, una señal de los astros, una complicidad azarosa
e improbable que la lleve de regreso a casa.
No es verdad que las exploradoras no temen
ni que la infancia transcurre en una larga y luminosa mañana.
El miedo otorga un nombre como una moneda falsa
para comprar un espacio en el mundo, en el lenguaje.
Una palabra sola y el territorio de pura luz queda vedado,
minada la gratuidad de la única alegría real,
que es la del cuerpo.
la trama
Las historias que se cuentan de madres a hijas
en la noche, para que la hija duerma,
nunca tienen final. Son las madres quienes
caen rendidas por el sueño antes de llegar a él.
La hija insiste, pregunta, pero casi siempre
es inconexa la respuesta. Entonces
permanece despierta, imaginando.
Ese es el origen del insomnio y los poemas.
Poemas extraídos del poemario: Geología, editorial NUSUD, 2001.
-Estaríamos en el Caribe -piensa- si no fuera
por las calles polvorientas y la ausencia
rotunda del océano. ¿Hay consuelo
para pérdidas tan sutiles? La marea
constante de la tierra la aturde dulcemente.
El agua misma no sabría ser tan dulce.
Hay en la tarde un rumor de hojas,
un anuncio del verano por llegar,
ella se sienta a mirar pasar el aire denso
mientras tiembla, su propio cuerpo un sismógrafo
que capta como nadie la belleza
del oleaje subterráneo, la paciente
construcción de la falla.
la red
Los movimientos de las mujeres parecen
a los ojos de ciertas niñas, una proeza:
salto perfecto de gimnasta en el vacío
de la pista, cuerpo que se arquea para ser
belleza. Siempre hay otra que mira
los artificios de las piernas y las manos,
esa manera de ocupar un espacio fugaz
como si fuera eterno.
Algunas tienen cuerpo, y otras cuentan.
hans
a Susana Villalba
Vas a tomar de las palabras lo que pueda servirte para decir
de las formas impronunciables que adopta la tristeza.
¿Qué es lo que quisieras decir? Tal vez que por las noches
salías a ver cómo se formaba la tormenta,
y la electricidad del aire te capturaba como un halo
dentro del cual te convertías también en pura radiación,
en pura espera decidida, tensa. O que la primera
vez que te quedaste a solas con el aguacero pensaste
"no se cae la noche por ser tan hermosa",
pero sin embrago temblaste, capturada
por esa forma insólita de la pasión que es el miedo.
Mirabas las ramas torcerse bajo el peso invisible
del viento, la violencia del agua arrancando las hojas,
el jardín expuesto en su desnudez. Un paisaje hecho
para el sol no resiste la visita de la noche. ¿Cómo
diferenciar desastre de belleza? Si es tan similar
la devastación que ambos dejan detrás, el desconsuelo
que provocan al irse, si alguna vez han estado
cerca nuestro.
Eras, en la oscuridad de la tormenta, como una exploradora
que ha extraviado la brújula y espera, en la completa
soledad, una señal de los astros, una complicidad azarosa
e improbable que la lleve de regreso a casa.
No es verdad que las exploradoras no temen
ni que la infancia transcurre en una larga y luminosa mañana.
El miedo otorga un nombre como una moneda falsa
para comprar un espacio en el mundo, en el lenguaje.
Una palabra sola y el territorio de pura luz queda vedado,
minada la gratuidad de la única alegría real,
que es la del cuerpo.
la trama
Las historias que se cuentan de madres a hijas
en la noche, para que la hija duerma,
nunca tienen final. Son las madres quienes
caen rendidas por el sueño antes de llegar a él.
La hija insiste, pregunta, pero casi siempre
es inconexa la respuesta. Entonces
permanece despierta, imaginando.
Ese es el origen del insomnio y los poemas.
Poemas extraídos del poemario: Geología, editorial NUSUD, 2001.
"Para mí la escritura es un continuo, que parte de esa iluminación súbita que te hace ponerte a escribir y se prolonga en todas las intervenciones que se van haciendo sobre ese primer esbozo hasta llegar a un texto que se parezca lo mas posible a ese… ¿sueño, ensoñación, fogonazo? que nos hizo sentir la urgencia de decir algo.
No sé muy bien qué es la poesía…quizás la primera palabra que me viene a la mente es secreto, misterio. Para mí hay poesía donde hay respeto por el misterio, por el secreto de las cosas.
Un texto poético sería el que abre nuevas preguntas, el que inaugura una inquietud, una desazón o un regocijo frente al mundo y frente a uno mismo que no existían antes.
Si todo pudiera ser dicho, si las palabras alcanzaran la médula de las cosas, no existiría la poesía.
Creo que la poesía está ahí para recordarnos cuánto no sabemos, cuánto no podemos decir, cómo andamos a tientas por el lenguaje, como quien anda perdido en el bosque y la única luz que tiene para guiarse es la de las luciérnagas…una luz esporádica, fugaz, que nunca se sabe de dónde va a venir y cuándo se va a extinguir... ni qué nos permitirá ver esta vez cuando aparezca".
No sé muy bien qué es la poesía…quizás la primera palabra que me viene a la mente es secreto, misterio. Para mí hay poesía donde hay respeto por el misterio, por el secreto de las cosas.
Un texto poético sería el que abre nuevas preguntas, el que inaugura una inquietud, una desazón o un regocijo frente al mundo y frente a uno mismo que no existían antes.
Si todo pudiera ser dicho, si las palabras alcanzaran la médula de las cosas, no existiría la poesía.
Creo que la poesía está ahí para recordarnos cuánto no sabemos, cuánto no podemos decir, cómo andamos a tientas por el lenguaje, como quien anda perdido en el bosque y la única luz que tiene para guiarse es la de las luciérnagas…una luz esporádica, fugaz, que nunca se sabe de dónde va a venir y cuándo se va a extinguir... ni qué nos permitirá ver esta vez cuando aparezca".
Claudia Masin
miércoles
Dónde estás, dónde estás.
" Escribo pienso leo traduzco veinte páginas oigo el informativo
escribo escribo leo. Dónde estás, dónde estás."
Idea Vilariño
escribo escribo leo. Dónde estás, dónde estás."
Idea Vilariño
Incesante López
En el refugio del sigilo
los diarios
los postes
las plazas
en la orilla de los trenes
la indolencia del subte
en la mirada esquiva
la espalda que va delante
en el talón de septiembre o la cintura de octubre
en palabras impronunciables del poema abollado
con la memoria en alforja y a la defensiva
ignoro el olvido
te busco
aunque invada lo siniestro
lime nervio la espera
lo mínimo sea Everest
los días apaguen tu foto
apremie lo inmediato
en primavera de insistencias
rutina demandante y noche sin fin
igual porfiamos
tu ausencia, arde
no estás
y te buscamos Julio.
DIANA POBLET
domingo
Adelia Prado( Brasil, 1935)
Cenizas
En el día de mi boda me quedé muy afligida.
Tomamos cerveza tibia con empanadas de masa hojaldre.
Tuve hijos con dolores.
Ayer, imprecisamente, a las nueve y media de la noche,
yo sacaba de la bolsa un kilo de arroz.
Ya no lucho más de aquel modo histérico,
entendí que todo es polvo que sobre todo se posa y recubre
y, a su modo, pacifica.
Las naranjas freudianamente me remiten a una rodaja de sueño.
Mi apetito se agudiza, hago estallar las costuras de buena impaciencia.
¿Quiénes somos entre el laxante y el somnífero?
Habrá siempre una marca de polvo sobre las camas,
un vaso mal lavado. ¿Pero qué importa?,
¿qué importan las cenizas
si convertidos en su materia ingrata,
hay también ojos que sobre mí se estremecieron de amor?
Este valle es de lágrimas.
Si dijera otra cosa mentiría.
Hoy parece mayo, un día espléndido,
los que vamos a morir iremos a los mercados,
¿qué hay en este exilio que nos mueve?
Digan no a las legumbres llevadas en los brazos
y a esta elegía.
Lo que escribí, lo escribí
porque estaba alegre.
En el día de mi boda me quedé muy afligida.
Tomamos cerveza tibia con empanadas de masa hojaldre.
Tuve hijos con dolores.
Ayer, imprecisamente, a las nueve y media de la noche,
yo sacaba de la bolsa un kilo de arroz.
Ya no lucho más de aquel modo histérico,
entendí que todo es polvo que sobre todo se posa y recubre
y, a su modo, pacifica.
Las naranjas freudianamente me remiten a una rodaja de sueño.
Mi apetito se agudiza, hago estallar las costuras de buena impaciencia.
¿Quiénes somos entre el laxante y el somnífero?
Habrá siempre una marca de polvo sobre las camas,
un vaso mal lavado. ¿Pero qué importa?,
¿qué importan las cenizas
si convertidos en su materia ingrata,
hay también ojos que sobre mí se estremecieron de amor?
Este valle es de lágrimas.
Si dijera otra cosa mentiría.
Hoy parece mayo, un día espléndido,
los que vamos a morir iremos a los mercados,
¿qué hay en este exilio que nos mueve?
Digan no a las legumbres llevadas en los brazos
y a esta elegía.
Lo que escribí, lo escribí
porque estaba alegre.
Emma Barrandéguy (Argentina, 1914 – 2006)
Ocho de septiembre
Viniste a mí en la madrugada,
te tendiste a mi lado sobre las sábanas.
Tu pudor, tu inocencia, tu miedo
rehuían el calor de mis brazos.
Pero acaso anhelabas
sentirte besar así el cuello o las manos.
Pusiste tu cabeza en mi hombro
y charlamos y dormimos
incómodas y felices
por una entrega que no era sino amistosa,
por una necesidad fraterna que se cumplía.
Por la mañana,
levanté las persianas
y oí tu ruego de que no me marchara.
Quizás la difícil confidencia
se ablandaba en tu boca,
pero el día ya no me pertenecía.
Y así fue que dejé tu casa
y ninguna palabra mía penetró ya en tus oídos
ni brilló en tus ojos desconsolados.
A veces pienso que tuviste miedo,
pero cuando te vi pintarte los párpados
supe que te había perdido para siempre.
Viniste a mí en la madrugada,
te tendiste a mi lado sobre las sábanas.
Tu pudor, tu inocencia, tu miedo
rehuían el calor de mis brazos.
Pero acaso anhelabas
sentirte besar así el cuello o las manos.
Pusiste tu cabeza en mi hombro
y charlamos y dormimos
incómodas y felices
por una entrega que no era sino amistosa,
por una necesidad fraterna que se cumplía.
Por la mañana,
levanté las persianas
y oí tu ruego de que no me marchara.
Quizás la difícil confidencia
se ablandaba en tu boca,
pero el día ya no me pertenecía.
Y así fue que dejé tu casa
y ninguna palabra mía penetró ya en tus oídos
ni brilló en tus ojos desconsolados.
A veces pienso que tuviste miedo,
pero cuando te vi pintarte los párpados
supe que te había perdido para siempre.
sábado
Marina Colasanti( Etiopía- Italia- Brasil,1937)
"Uno se acostumbra a abrir el periódico y leer acerca de la guerra. Y aceptando la guerra, acepta los muertos y que haya número de muertos. Y , aceptando los números, usted se compromete a no creer en las negociaciones de paz . Y al no creer en las negociaciones de paz , acepta leer todos los días de la guerra, los números, por largo tiempo."
"A gente se acostuma a abrir o jornal e a ler sobre a guerra. E, aceitando a guerra, aceita os mortos e que haja números para os mortos. E, aceitando os números, aceita não acreditar nas negociações de paz. E, não acreditando nas negociações de paz, aceita ler todo dia da guerra, dos números, da longa duração."
fragmento de "Eu sei que a gente se acostuma. Mas não devia."
viernes
MARÍA INÉS ZALDÍVAR (Chile, 1953)
Las palabras
para Víctor Alegría
“Las palabras no comenzaron
abstractas, mas sí concretas”.
J.L. Borges
Las palabras dan saltitos, pululan
están sueltas, sin ataduras.
Palabras vivas.
Sonidos, movimientos, sentimientos.
Sino, están
petrificadas,
hechas de letras
-arquitecturas banales.
Las palabras no representan,
ellas son,
están más allá de los significados
-¿o sería, mas, bien,
aquende?
Liberadas de los diccionarios
por los campos
por las fábricas, por los lugares
de su gestación.
Originarias, necesarias.
Ellas ejercen un poder
tanto porque podemos con ellas
apoderarnos del mundo
(o conocer)
cuánto ellas nos gobiernan
y orientan.
Las palabras son la música
de las cosas nombrables;
las formas de las cosas:
el propio sonido
que ellas emiten.
Podemos dar a las palabras
el sentido que se quiera
aprisionarlas en obras
de fino tejido.
Pero no siempre
-y felizmente-
las palabras conducen a la Razón,
van a lo imaginario
a la belleza de su condición:
las ondas equilibran el movimiento
del mar, marmorizado en las palabras:
Podemos transformarlas
en textos descifrables.
Desarmarlas, montarlas
sobre una superficie
limitante y fría.
No obstante, las palabras
estarán libres
vivificadas
cuando son poesía.
Nostalgia del futuro
Tanto quise hacer
y me contuve.
Tanto quise ser.
Me imaginé tantas veces
donde nunca estuve.
De niño, era adulto
sin poder
para ocupar espacios
que se me negaban.
Amores!
Deseé a cuántos
y amé a tantos
sin tenerlos
(con cuántos, por tantos)
por contradecirlos
-lo sé bien.
Temores!
Prefería lo imposible.
Me proyecté en situaciones
que luego postergaba
por no satisfacerme.
Insaciable
por lo no vivido
y anhelado
frustrado por lo que sentía
al tener lo que había
superado.
Viví anticipadamente
lo que no había ocurrido
y perdoné
tantas veces
descuidadamente
lo que sentía.
Era feliz
y no lo sabía
-dice el estribillo
que yo no creía
porque –entonces-
para mí
la felicidad
era siempre futura
en mi
(postiza, intelectual)
amargura.
Recibió el título de Profesora de Castellano en la Universidad Católica de Chile, el grado de Magíster en Literatura en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile (ambas universidades en Santiago) y el de Doctora en Literatura en la Universidad de Rugers, New Jersey, Estados Unidos.
Es autora de los libros Reiterándome, o la elevación frente a la negación, ensayo sobre cuentos de Myriam Bustos Arratia (1994); La mirada erótica, ensayo crítico acerca de la poesía de Ana Rossetti y Gonzalo Millán (1998). En poesía ha publicado Artes y oficios (1996), Seis poetas de la República (1997), Ojos que no ven (2001) y actualmente se encuentra en prensa su poemario Naranjas de medusa (2006). Ha sido ganadora en el concurso Textos de Mujeres 1997: Poesía y Ensayo, patrocinado por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura en Chile. Actualmente, junto a su oficio de escritora es docente, investigadora y directora de la revista Taller de Letras, en la Facultad de Letras de la Universidad Católica.
jueves
Aurora Venturini (Argentina, 1922)
FUI
Fui la imagen del ojo de aquel pez errabundo
acercado a la orilla, arrasado en el agua.
Fui golpe de una piedra sobre zinc, sobre hierro,
alguien que quiso ir lejos con la palabra.
El intento de abrir el labio y decir algo.
La frustración del vidrio, del eco, de la fragua.
Fui caserón de arena vecino de la costa
apenas construido para que el pez lo mire.
Distendidas las olas, los vendavales tensos,
el pasmo de la anguila bajo los giros grises.
Idénticos impulsos con que yo desvestía
en las cuestas arriba, abajo me desvisten.
Desnudas eran antes de mis heridas,
grúas transidas eran, iras de barlovento
y a fuerza de quedarme con ellas, hilo a hilo
de mis desgajaduras se van enriqueciendo.
Voy dejando la urdimbre telar de mi espesura
junto a las alambradas del bosque en gran invierno.
Junto a las alambradas del bosque en la gran noche.
Ausente fiebre ausente donde trazaba signos
nombres, fechas, puntuaba en las bajamares.
en pleamar solía llenar copa de vino,
pintar la tarde del estío consecuente,
el reino del inmenso corazón sacudido.
Ahora será el negativo de la enorme boca,
la carnadura ya no cautiva un esqueleto
que es un perro de caza, es sentimiento, es
desacertado blanco que tuvo un sol por centro.
Será justo en la rosa catedral de la vida
la gárgola del hambre en la piedra del miedo.
de Casi de vigilia
miércoles
martes
Milena Rodríguez Gutiérrez ( Cuba, 1971)
UNA HABITACIÓN PROPIA
Le llamamos amor,
ya se sabe, costumbre,
ganas de que la vida suene como un tango.Ansias
de mudarnos a un sitio confortable
donde cambien pañuelos por la luna,
donde se sirvan, frescos, los milagros.
Y sentimos un ruido allí en el pecho
y abrimos
y no hay nadie
sólo la soledad dando portazos.
domingo
Ana Cristina Cesar (Brasil,1952-1983)
Samba canción
Tantos poemas que perdí.
Tantos que escuché, gratis,
por teléfono --ahí tenés,
hice de todo para gustarte,
fui mujer vulgar,
medio bruja, medio fiera,
risita modernista
arañada en la garganta,
malandra, puto,
muy zafada, vándala,
tal vez maquiavélica,
y un día me empaqué,
me valí de mesuras
(era una estrategia),
comercié, avara,
aunque un poco burra,
porque inteligente después me
pondría colorada, o al contrario, cara
pálida que desconoce
el propio color rosa,
y tantas hice, tal vez
queriendo la gloria, la otra
escena a la luz de los spots,
tal vez apenas tu cariño,
pero tantas, tantas hice...
imagen: León Ferrari
Tantos poemas que perdí.
Tantos que escuché, gratis,
por teléfono --ahí tenés,
hice de todo para gustarte,
fui mujer vulgar,
medio bruja, medio fiera,
risita modernista
arañada en la garganta,
malandra, puto,
muy zafada, vándala,
tal vez maquiavélica,
y un día me empaqué,
me valí de mesuras
(era una estrategia),
comercié, avara,
aunque un poco burra,
porque inteligente después me
pondría colorada, o al contrario, cara
pálida que desconoce
el propio color rosa,
y tantas hice, tal vez
queriendo la gloria, la otra
escena a la luz de los spots,
tal vez apenas tu cariño,
pero tantas, tantas hice...
Samba-canção
Ana Cristina Cesar
Tantos poemas que perdi.
Tantos que ouvi, de graça,
pelo telefone – taí,,
eu fiz tudo pra você gostar,
fui mulher vulgar,
meia-bruxa, meia-fera,
risinho modernista
arranhando na garganta,
malandra, bicha,
bem viada, vândala,
talvez maquiavélica,
e um dia emburrei-me,
vali-me de mesuras
(era comércio, avara,
embora um pouco burra,
porque inteligente me punha
logo rubra, ou ao contrário, cara
pálida que desconhece
o próprio cor-de-rosa,
e tantas fiz, talvez
querendo a glória, a outra
cena à luz de spots,
talvez apenas teu carinho,
mas tantas, tantas fiz...
Tantos que ouvi, de graça,
pelo telefone – taí,,
eu fiz tudo pra você gostar,
fui mulher vulgar,
meia-bruxa, meia-fera,
risinho modernista
arranhando na garganta,
malandra, bicha,
bem viada, vândala,
talvez maquiavélica,
e um dia emburrei-me,
vali-me de mesuras
(era comércio, avara,
embora um pouco burra,
porque inteligente me punha
logo rubra, ou ao contrário, cara
pálida que desconhece
o próprio cor-de-rosa,
e tantas fiz, talvez
querendo a glória, a outra
cena à luz de spots,
talvez apenas teu carinho,
mas tantas, tantas fiz...
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